Cultura

Paolo Benanti: “La dignidad humana es la línea roja de la inteligencia artificial”

| 15/01/2025 - 07:39

El fraile consultor del Vaticano destaca el potencial de la herramienta para mejorar  la medicina, la ingeniería o el sacerdocio





El fraile franciscano Paolo Benanti, destacado teólogo y consultor del Vaticano en cuestiones relacionadas con la inteligencia artificial (IA), ha señalado que la aplicación ética de esta tecnología debe respetar siempre la dignidad humana como un límite inquebrantable. Según Benanti, la IA tiene el potencial de mejorar diversas profesiones y, a la vez, plantea desafíos éticos que requieren atención global.



Benanti, presidente de la Comisión sobre Inteligencia Artificial del Gobierno italiano, está en Madrid para participar en un coloquio con Carme Artigas, copresidenta del Comité Asesor de IA de la ONU, organizado por la Fundación Pablo VI. Durante su visita a la capital, ha compartido sus reflexiones recogidas en el libro ‘La era digital. Teoría del cambio de época: persona, familia y sociedad’.

La IA: herramienta o arma

El fraile ha aprovechado para comparar la inteligencia artificial con un palo utilizado hace milenios, subrayando que una herramienta puede convertirse en arma dependiendo de su uso. Así, advierte sobre los riesgos de emplear la IA para fines manipuladores o que comprometan la libertad humana. Por ejemplo, los algoritmos de perfilado pueden influir en decisiones personales de manera inapropiada.

No obstante, Benanti ha alentado a abordar la IA desde una perspectiva ética en lugar de temerla. Considera que la IA puede potenciar las capacidades humanas y contribuir a formar mejores profesionales, desde médicos hasta sacerdotes. “La inteligencia artificial puede ayudarnos a ser más humanos al ampliar nuestras capacidades”, afirma. Y también alerta de la “línea roja” en su aplicación: “La IA puede ayudar a hacer mejores médicos, abogados, ingenieros y sacerdotes. Quien aplica la inteligencia artificial debe saber que hay una línea roja, no traspasable, que es la línea de la dignidad humana. Todo lo que vaya más allá de esta línea es absolutamente inaceptable”.

El papel de la ética y la educación

El teólogo enfatiza que el problema no radica en la ciencia en sí, sino en su aplicación. Por ello, propuso la creación de principios éticos universales que sirvan como “guardarraíles” para su desarrollo responsable. En este sentido, Paolo plantea un ejemplo: en el caso de los vehículos autónomos, ¿podríamos acordar que deberían priorizar minimizar daños en caso de accidente?

Respecto al ámbito educativo, Benanti señaló que herramientas como ChatGPT no son completamente fiables para la enseñanza debido a su tendencia a generar información inexacta. Sin embargo, subrayó que la IA tiene el potencial de transformar la educación tradicional en un sistema personalizado que atienda las necesidades individuales de los estudiantes. Además, ha invitado a abordar la inteligencia artificial desde una postura de ética, en lugar de hacerlo desde el miedo.

En el ámbito religioso, Benanti ve en la IA una herramienta para facilitar la evangelización. Por ejemplo, podría permitir que los textos de fe estuvieran disponibles en todos los idiomas, además de ayudar a los sacerdotes a preparar mejor sus labores pastorales. Aunque reconoce los peligros inherentes a la tecnología, el experto tiene claro que el desafío consiste en maximizar los beneficios de la IA mientras se minimizan los riesgos. “La aplicación de la inteligencia artificial debe ser siempre respetuosa con el valor principal, que es el ser humano”, ha remarcado. Así, el mensaje del fraile es claro: la IA debe ser una herramienta para el bien, nunca un arma que amenace la dignidad humana o la libertad.