México bajo asedio: El crimen organizado gobierna en silencio, denuncia el cardenal Felipe Arizmendi

Asegura que en varias regiones del país el crimen organizado ‘gobierna’ pues continúa extorsionando a campesinos, comerciantes y autoridades locales

ataque Chihuahua

Hace unas semanas, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que México es “un lugar muy peligroso” debido a los cárteles del narcotráfico: “Básicamente, están dirigidos por los cárteles y no podemos permitir que eso suceda”, dijo.



Al respecto, en su artículo difundido esta semana en medios católicos, el cardenal mexicano Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, aseguró que, si bien es molesto que un extranjero afirme que, en el país gobierna el crimen organizado, y aunque las autoridades “sostengan lo contrario, hay hechos que confirman que eso es lo que está sucediendo en algunos lugares y sectores”.

Datos de primera mano

El responsable de la Doctrina de la Fe en el Episcopado de México reveló datos de ‘primera mano’ de cómo opera el crimen organizado al menos en su región donde -dijo- más que la producción de droga, el mayor negocio es el procesamiento o traslado de drogas.

Cabe recordar que, desde noviembre de 2017, cuando el papa Francisco le aceptó su renuncia como obispo San Cristóbal de Las Casas, la residencia del cardenal mexicano es la Arquidiócesis de Toluca; sin embargo, Arizmendi no sólo conoce a fondo la realidad de esta Iglesia particular ubicada en el Estado de México, sino también del estado de Chiapas, donde desempeñó su ministerio por casi 30 años.

Entre otras cosas, el cardenal explicó que en la región donde ahora se encuentra, los grupos de diferentes agrupaciones dedicadas a extorsionar imponen el precio de casi todo, desde la tortilla y el huevo, hasta los materiales de construcción. “Esto encarece todo, y no hay quien lo pueda evitar y controlar. Los que más sufren son los pobres”.

De igual forma, quienes se dedican a vender carne de res, de cerdo o borrego, por kilos, en tacos, en carnitas, en chicharrones, o en otras formas, deben comprar los animales a quienes esos líderes ordenan y al precio que imponen.

Y por su fuera poco, quienes tienen un establecimiento comercial, deben pagarles una cuota; pues de lo contrario se exponen a todo tipo de represalias, como la quema de sus negocios y el asesinato de quienes se niegan. “Esto lo vemos a cada rato y por todas partes”.

Los criminales controlan las calles

“En mi pueblo -continuó el cardenal Arizmendi- muchos tenían cámaras de vigilancia al exterior de sus casas. Ellos (los criminales) ordenaron quitarlas para evitar que haya pruebas de lo que hacen y deshacen libremente por las calles”.

Policía México

Policía México. Foto: EFE

En cuanto a la tala de montes, señaló que son los criminales los que determinan los árboles que deben tirarse y los que comercializan la madera, que pasa libremente por las carreteras. “Se ha hablado de esto con diferentes autoridades, pero no lo han podido evitar; la tala no se detiene. Les dan cualquier cantidad a los campesinos y ejidatarios, para taparles la boca”.

El control de la clase política

Arizmendi denunció que las autoridades locales, como delegados municipales, comisariados ejidales o presidentes de bienes comunales, deben colaborar con ellos para cobrar las cuotas que imponen a los agricultores, fruticultores y floricultores.

“Un campesino debe pagarles cada año un peso por metro cuadrado, y son las autoridades menores quienes llevan el registro, cobran la cuota y se las entregan a ellos. ¡Ay de aquel que no les obedezca! No son cómplices, sino esclavos“.

Y es sabido -continuó- que, en las elecciones de julio pasado, “ellos eran quienes autorizaban quiénes podían competir. Y una vez elegidos sus candidatos, les exigen una cuota millonaria mensual, u ocupar cargos estratégicos; tienen que negociar con ellos”.

“No son colaboradores ni cómplices, sino oprimidos por quienes gobiernan la región. A veces las autoridades judiciales detienen y encarcelan a algunos de estos funcionarios como si estuvieran implicados en esos crímenes, pero la mayoría son inocentes. No detienen a las cabezas que están gobernando nuestras regiones, y todo mundo sabe quiénes son y dónde viven. Nadie se atreve a denunciarlos, por temor a represalias”.

El miedo a las consecuencias

Y como estos casos -concluyó Arizmendi- hay tantísimos otros que muchos conocen pero que nadie denuncia judicialmente, no por ser colaboradores, sino por temor a las consecuencias.

Cierto que parece haber un cambio en la estrategia federal para combatir estos crímenes; cierto que se deben atacar las causas de esta violencia ofreciendo estudio, trabajo y apoyos sociales, pero a esos criminales eso no les interesa; lo que les importa es sacar la mayor cantidad de dinero que puedan”.

Les importa el poder político, no para servir, sino para enriquecerse a costa del pueblo, que soporta sus extorsiones porque no le queda otra opción para subsistir”.

Finalmente, el cardenal hizo un llamado a los mexicanos: “Si te es posible, informa a las autoridades lo que estamos viviendo, para que conozcan mejor la realidad y no sigan diciendo que el país está muy bien. Que los niños y jóvenes sean educados en el respeto a los demás, en el trabajo honrado y en la solidaridad comunitaria. Y oremos al Señor para que ilumine a nuestras autoridades y hagan algo más efectivo por la paz social”.

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