En el marco de la celebración de la fiesta de Santo Tomás de Aquino, Luis Marín de San Martín, OSA, subsecretario del Sínodo de los Obispos, ofreció una inspiradora conferencia en León titulada “El Sínodo como proceso renovador: el reto de hacerlo vida”. El acto académico fue precedido por la celebración de la eucaristía en la capilla del Seminario Mayor San Froilán, presidida por Marín de San Martín y concelebrada por los obispos de León y Astorga, Luis Ángel de las Heras y Jesús Fernández, así como por el obispo emérito de León, Julián López.
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En su intervención, el obispo destacó que el Sínodo no es simplemente un evento o una serie de reuniones, sino un profundo proceso de renovación y esperanza para la Iglesia. “La sinodalidad no es teoría, sino experiencia”, afirmó, invitando a los fieles a convertir este espíritu en acciones concretas que transformen el día a día de la comunidad cristiana y la misión de la Iglesia.
Un proceso en marcha
Durante su conferencia, Mons. Marín de San Martín subrayó que, aunque el Sínodo de los Obispos concluyó formalmente en noviembre de 2024, su esencia y su llamado permanecen vigentes como un eje prioritario para la vida eclesial. “La sinodalidad configura la Iglesia; es una dimensión constitutiva de su ser”, indicó, recordando el acompañamiento constante del Papa Francisco al proceso sinodal desde su inicio en 2021, culminando con la publicación del documento final el pasado 24 de noviembre, en la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.
El religioso agustino insistió en que la sinodalidad no puede quedarse en un plano teórico o estructural, sino que debe reflejarse en el estilo de vida y las prácticas cotidianas de la Iglesia. “La sinodalidad debe empapar el estilo y el hacer de la Iglesia”, afirmó, señalando la necesidad de superar los miedos, recelos y el apego al pasado que dificultan el cambio.
Esta conversión se dirige hacia la santidad como un testimonio coherente con el Evangelio. En este aspecto, el obispo conectó esta perspectiva con las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia como misterio y Pueblo de Dios, llamada a una renovación continua a través de la escucha activa del Evangelio. “La sinodalidad es un acto de ulterior recepción del Concilio”, aseguró, destacando su intención de relanzar la fuerza profética de la Iglesia en el mundo actual. Frente a los desafíos del individualismo, el egoísmo, el localismo y la indiferencia, el subsecretario propuso avanzar hacia una Iglesia interconectada, capaz de vivir en comunión y misión.
Desafíos y esperanzas para el futuro
Mons. Marín de San Martín concluyó su intervención con una invitación a “ser cauce de la gracia de Dios” y a permitir que el Espíritu Santo continúe guiando a la Iglesia en este tiempo lleno de esperanza. “No frustrar la acción del Espíritu Santo es nuestra responsabilidad, para que las palabras se traduzcan en hechos y la Iglesia sea testimonio vivo del Evangelio”, afirmó con firmeza.