Los obispos de Puerto Rico han expresado su “más firme rechazo a las políticas discriminatorias” que ha implementado el presidente Donald Trump, pues consideran que “violan derechos humanos y civiles, destruyen familias y generan un panorama de desasosiego y desesperanza”.
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Denunciaron que los operativos de deportación, iniciados el 26 de enero, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico representan un “calvario de dolor y sufrimiento” para millones de inmigrantes y atentan contra su dignidad.
Es un drama que debe ser asumido por los creyentes como la Cruz de todos para profesar con hechos acciones solidarias en favor de quienes han tenido que abandonar su tierra y familia, obligados por la violencia, la pobreza e injusticias sociales.
Respetar su dignidad
Los prelados han pedido activar la solidaridad y la compasión con “estos hermanos migrantes en el ámbito personal y colectivo, como también a sus familias y comunidades” como una forma de rechazar la discriminación.
“Estas políticas migratorias no pueden elaborarse a base de prejuicios y generalizaciones”, han dicho, al tiempo que se acogen al magisterio del papa Francisco de ser constructores de puentes para que “los desesperados de la tierra no estén condenados al cierre de sus horizontes”.
Al contrario, se debe propiciar tratados de colaboración para que en los diferentes países “se propicie el desarrollo y el bienestar de todos” como también exigieron distinguir entre delincuentes comunes y quienes solo quieren trabajar y aportar al bien común del país.
“Exhortamos a todas las autoridades federales y estatales a trabajar juntos para buscar soluciones verdaderas a las situaciones de migración que viven estos hermanos migrantes y que no se les prive de su libertad ni se mancille su dignidad e integridad de vida”, finalizaron.
Foto: EFE