Este próximo domingo, 2 de febrero, a las 17:30 horas, la parroquia San Lorenzo de Murcia acogerá un evento trascendental en la vida de Gonzalo Portillo Rodríguez: su ordenación sacerdotal. Con tan solo 24 años, Gonzalo recibirá el sacramento del orden sacerdotal, un momento que marcará el inicio de un camino de entrega plena a Dios.
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Nacido el 7 de diciembre de 2000 en Murcia, Gonzalo es el quinto de siete hermanos. Su vida religiosa comenzó en la misma Parroquia San Lorenzo, donde fue bautizado y creció en la fe junto a su familia, inmerso en el Camino Neocatecumenal. Uno de los recuerdos más significativos de su infancia es la figura de su abuela Mercedes, una mujer profundamente vinculada a la Iglesia, que le transmitió el amor por la Sagrada Escritura. Desde pequeño, Gonzalo se sintió cercano a los relatos del Antiguo Testamento y se identificaba con personajes como Moisés, Samuel y Abraham.
La primera llamada al sacerdocio
Una de las primeras señales de su vocación al sacerdocio se dio en la escuela, cuando su profesor, Santiago Caballero, pidió a los estudiantes que escribieran qué querían ser de mayores. Gonzalo, sin saber exactamente por qué, manifestó su deseo de ser sacerdote. Este sentimiento creció aún más cuando comenzó a participar en las actividades como monaguillo y a asistir a los campamentos organizados por el seminario menor en Moratalla, lo que le permitió discernir si realmente esa era su vocación.
Dudas adolescentes: el miedo al rechazo
A pesar de las dudas naturales que surgen al enfrentarse a la adolescencia, Gonzalo vivió un momento de conflicto cuando llegó la etapa de cambio de centro educativo para continuar la Secundaria. El miedo al rechazo y la exclusión social por su vocación lo hizo pensar en abandonar la idea de ser sacerdote. Incluso llegó a decirle a su madre que «ya no quería ser cura», para poder hacer «borrón y cuenta nueva». Pero cuando se paraba a pensar en su futuro, sobre a qué quería dedicar su vida, le «seguía viniendo esto: la llamada». La llamada al sacerdocio no lo dejaba en paz. Fue entonces cuando entendió que no podía postergar su respuesta.
El camino hacia el seminario
En junio de 2016, Gonzalo enfrentó una encrucijada: debía decidir entre ciencias o letras. Fue en ese momento cuando decidió dar un paso definitivo hacia su vocación sacerdotal. Consultó con el rector del Seminario Menor San José, quien le sugirió participar en convivencias vocacionales y en la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia. Estas experiencias, junto con el apoyo incondicional de sus padres, Mercedes y José Manuel, le permitieron tomar la decisión de ingresar al seminario, donde comenzó una nueva etapa de su vida.
Su paso por el Seminario Mayor San Fulgencio no estuvo exento de desafíos, especialmente cuando la pandemia obligó a los seminaristas a regresar a sus hogares y continuar los estudios a distancia. Sin embargo, Gonzalo considera que esa etapa le permitió profundizar en su vida interior, aprender a valorar la oración y redescubrir la importancia de la convivencia con los compañeros. A lo largo de estos años, ha experimentado el apoyo constante de Dios y de las personas a su alrededor, lo que le ha permitido estar más centrado y firme en su vocación.
A pesar de que el Derecho Canónico establece que la edad mínima para recibir el sacramento del Orden Sacerdotal es de 25 años, el obispo diocesano ha dispensado un año para que Gonzalo pueda recibir el sacerdocio a los 24 años, tras haber sido ordenado diácono en diciembre de 2023.
Un futuro lleno de esperanza y gratitud
La ordenación sacerdotal de Gonzalo, que se celebrará este domingo, representa para él un momento de inmensa alegría y gratitud hacia Dios. En sus propias palabras: «He visto que el Señor no me ha dejado y me da a entender que tampoco me va a dejar». Este será un día que marcará su vida para siempre, un sello eterno de su entrega a Dios. Gonzalo se siente profundamente agradecido por haber recibido la llamada al sacerdocio tan joven, consciente de que ha sido un regalo inmenso poder entregarle toda su vida a Dios.