“Estamos llamados a transmitir el fuego vocacional”. Es el envío final que se lanzó hoy en la ponencia que sirvió de clausura para el Congreso Nacional de Vocaciones que durante este fin de semana se ha celebrado en Madrid.
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Ante los cerca de 3.000 delegados llegados de diócesis, congregaciones y movimientos, se ofreció una conferencia que fue elaborada por el equipo organizador de este encuentro que busca plantear la hoja de ruta en materia pastoral para la Iglesia en los próximos años. La abogada y periodista María Ruiz y el psicólogo Alfonso Salgado fueron los responsables de dar voz a esta reflexión compartida que contó con un dinamismo mayor que la ponencia inicial, gracias a los testimonios, tanto a través de video como en primera persona desde el Madrid Arena de religiosos, sacerdotes y laicos. Lo mismo de Nieves Crespo, misionera salesiana en Etiopía que María y Luis, matrimonio de Albacete.
Feliz seas Iglesia
“Feliz seas Iglesia por los laicos, por los sacerdotes y por los consagrados”, se entonó a modo de bienaventuranzas sobre la complementariedad de todas las formas de vida en la Iglesia. En esta misma línea, se planteó que “ninguna vocación se concreta en sí misma sino que hay que entenderla en armonía con las demás”. “En realidad ser una Iglesia vocacional es un reto que nos supera”, admitieron.
“Todos necesitamos de todos”, sentenciaron, apuntando justo después unas preguntas a modo de examen de conciencia para el auditorio: “¿Qué podemos hacer los laicos para que haya buenas vocaciones religiosas y sacerdotales? ¿Qué podemos hacer los religiosos y sacerdotes para que haya buenas vocaciones laicales? ¿En qué nos podemos ayudar unos a otros para fomentar las otras vocaciones?”.
Conciencia vocacional
Ahondando en la realidad actual, Ruiz y Salgado plantearon que “la desproporción entre el número de trabajadores y las necesidades de la evangelización siempre ha estado presente en la Iglesia, pero, quizá hoy se note más, porque la conciencia vocacional parece disminuir, incluso hay signos evidentes de una crisis vocacional”.
Conscientes de este contextos abordaron la necesidad de “fomentar una cultura vocacional” que “se opone a la soberbia de quien quisiera hacerse a sí mismo y no depender de nadie, una cultura que no piensa en la tierra como una fuente de ingresos sino como un don que hay que cultivar y respetar”.
Cultura vocacional
Para los promotores del congreso, la cultura vocacional es “una cultura donde se anuncia la belleza del matrimonio cristiano, la riqueza del compromiso laical en la vida pública, la originalidad de vocación consagrada, la necesidad de la vocación sacerdotal. En definitiva, necesitamos fomentar la cultura vocacional”.
Echando mano de Evangelii gaudium, alertaron de que “la cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera” (EG 54). Sobre el don ya hemos hablado en esta ponencia en varias ocasiones.
Pastoral de comunión
“Para hacer todo esto necesitamos fomentar una organización pastoral de comunión y de colaboración entre distintos sectores pastorales”, expresaron con un encargo para el día después de este macroencuentro: “Hablamos de urgencia en primer lugar porque quizá la conciencia vocacional y misionera pueda estar debilitándose en la Iglesia”.
“Nos gustaría hacer de nuestra Iglesia una Iglesia vocacional y misionera. Este es un compromiso urgente que hoy llega a nuestras familias, barrios y parroquias, pueblos y ciudades, Congregaciones e Instituciones apostólicas, diócesis y organismos eclesiales”, añadieron justo después los conductores de esta conferencia final.
Propuestas educativas
Así, los presentadores de la ponencia compartieron con los presentes algunas propuestas concretas para aplicar en el postcongreso, como “cuidar a quienes ya realizan un camino vocacional, el nacimiento y el crecimiento y la fe, insertando la cuestión vocacional en las propuestas educativas a los jóvenes”. A la par, hicieron hincapié en celebrar con más interés la Jornada Mundial por las Vocaciones y por las Vocaciones Nativas, así como promover itinerarios formativos sobre acompañamiento y discernimiento, así como encuentros intervocacionales y tener presencia en medios de comunicación.
“Necesitamos fomentar una organización pastoral de comunión y colaboración entre todos”, sugirió María Ruiz, que puso en valor el servicio de pastoral vocacional que ya está en marcha en la Conferencia Episcopal. Alfonso Salgado apuntó la posibilidad de replicar en cada diócesis tanto este servicio que aúne a todas las realidades eclesiales como llevar a cabo congresos regionales y locales como el celebrado en Madrid.