“Es como una patada en el estómago. Y eso que ni siquiera soy palestino. Soy israelí”. Así respondía a la Agencia Fides el jesuita David Neuhaus, quien ha sido vicario del Patriarcado Latino de Jerusalén para los católicos de habla hebrea y los migrantes, al ser preguntado por el plan de Donald Trump para Gaza.
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Se refería, en concreto, a las palabras del presidente de Estados Unidos durante una visita del presidente israelí, Benjamin Netanyahu, en las que señalaba que pretendía que su país liderase el convertir la franja de Gaza en “la Riviera” de Oriente Medio, con nuevas construcciones que provocarían la salida de miles de palestinos de la zona.
Gaza
Parte de un proceso
“El plan audazmente proclamado por Trump es transformar la Franja de Gaza, de los montones de escombros dejados por la campaña militar de Israel, en una zona costera preciada”, explica el jesuita. “En esta visión, no hay lugar para la población que considera Gaza su hogar. Esta población debe ser reubicada (y no está claro dónde). Se trata de una etapa más en la expulsión de los palestinos de Palestina…”.
Y es que, para Neuhaus, lo que está sucediendo es parte de “un proceso que comenzó hace mucho tiempo” y que “también provocó la concentración de la población palestina en la Franja de Gaza”. “Trump sólo ha hablado de Gaza, pero el gobierno de Netanyahu ya ha empezado a trabajar en Cisjordania, sembrando una destrucción similar a la de Gaza en las ciudades de Yenín y Tulkarem”, advierte.
