La Conferencia Española de Religiosos (CONFER) centra su jornada de administración en la hoja de ruta vaticana, con ponentes como Miguel García-Baro, Iker Barrón o Cristina Inogés
Jornada de Administración de la CONFER en Madrid
Invertir desde la Doctrina Social de la Iglesia por el bien común. Es el punto de partida de ‘Mensuram Bonam’, la hoja de ruta en materia financiera de la Santa Sede. La Pontificia Academia de las Ciencias Sociales dio a conocer a finales de 2022 este documento marco que ahora comienza a aterrizarse en los foros eclesiales. La Conferencia Española de Religiosos (CONFER) ha apostado por centrar sus Jornadas de Administración celebradas en Madrid en cómo dar pistas para aplicar estas ‘Buenas Medidas’ en los institutos de vida consagrada.
“Esta buena medida la podemos hacer hoy extensiva entre nosotros y a las personas que servimos, poniendo más atención y sensibilidad”, expuso como anfitriona de este encuentro María Rubio, administradora de la CONFER. En su saludo de bienvenida, destacó que el documento vaticano es hoy “una brújula para acometer inversiones financieras responsables y coherentes con la fe”, conscientes del “impacto que generan en la sociedad”.
“La economía no es quizá lo que más guste entre los religiosos, porque saben que su lugar es la misión, pero sin economía no hay misión y la economía ha de estar al servicio de la misión”. Con esta reflexión Iker Barrón estableció las coordenadas de esta jornada de formación, como socio fundador de Portocolom, agencia de valores al servicio de la Iglesia que acompaña a las instituciones para alinear su patrimonio con su misión y carisma.
Tras su intervención, tomó la palabra Miguel García-Baró, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y coordinador de Repara, el proyecto de acompañamiento integral de las víctimas de abusos de la Archidiócesis de Madrid. Para el catedrático de filosofía, ‘Mensuram Bonam’ emerge en un contexto eclesial con “necesidad de que su misión sea más transparente, efectiva y creíble”.
García-Baró instó a la Iglesia a ir más allá del documento publicado para “producir alguna doctrina económica que sea audaz y que pase por alguna propuesta técnica concreta”. En este sentido, subrayó la necesidad de que la institución no caiga “ni liberalismo extremo ni en todo lo contrario”.
“Muchísimas congregaciones tenéis misiones en lugares de dificultad, y sabéis lo que implica invertir en determinados proyectos que son verdaderamente transformadores”, expuso a modo de agradecimiento al compromiso de la vida religiosa.
El pensador instó a los presentes a “invertir en fuentes de inversión limpias”, como respuesta a una de las premisas que lanza el documento vaticano al subrayar “la necesidad de estimular canales de información veraces”, en tanto que “no hay inversión moralmente neutra”. “Los negocios más rentables son sucios y el dinero que más rápido corre es el negro, pero es un caramelo que es relativamente fácil asumir”, denunció justo después.
La teóloga y madre sinodal Cristina Inogés hizo un llamamiento a hacer realidad “la economía transformadora” que propone el Papa, para poner todos los medios eclesiales al servicio del bien común. “La economía de Francisco no prima la ganancia rápida a cualquier precio, sino aquella economía que genera beneficios para todos, cuida la Casa común y, especialmente, al ser humano en todas sus dimensiones”, sentenció la investigadora.
En este sentido, valoró positivamente ‘Mensuram bonam’, pero sí matizó que echa de manos “una referencia a la multiplicación de los panes y los peces, porque para mí es la mejor expresión de la corresponsabilidad que tenemos todos a la hora de gestionar los bienes”.
Durante su alocución, alertó a la vida religiosa de la importancia de apostar por la transparencia y de detectar cualquier abuso económico en su entorno, como el hecho de tener personas trabajando sin contrato o tomar decisiones unilaterales sin ninguna dinámica comunitaria al respecto. A la par, reivindicó formación económica para todos los consagrados, no solo para los ecónomos, “desde el inicio, porque antes o después será necesario que cada religioso afronte alguna tarea vinculada a la gestión, aunque tu vocación no sea la de la administración”.
Ana Guzmán, directora de Inversión y de Impacto de Portocolom, destacó que ‘Mensuram bonam’ “es un camino de sinodalidad que estamos llamados a recorrer”. Así, calificó de “revolucionario” el texto vaticano, en tanto que “pone la dignidad superlativa de la persona en el centro”. Para la economista, se trata de “una llamada de acción para tender puentes entre la Iglesia católica y el sector financiero para promover la dignidad humana y lograr una economía más social, justa e inclusiva”.