España

Así es la parroquia de los cinco premios Goya

| 15/02/2025 - 08:32

  • Torré Baró, el barrio barcelonés del que hace memoria la película ‘El 47’, mantiene una lucha comunitaria en la que la fe no es ajena
  • Pepe Rodado, a quien conocen como “el último cura obrero de Barcelona”, reivindica la importancia de “generar vínculos entre los vecinos”
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El pasado 8 de febrero, en la gala de los Goya, hasta cinco premios, incluido el galardón a la Mejor Película (compartido con ‘La infiltrada’), fueron para ‘El 47’, cinta dirigida por Marcel Barrena y protagonizada por Eduard Fernández y Clara Segura, que retrata la vida en el barrio barcelonés de Torré Baró en 1978. Una realidad marcada por inmigrantes extremeños, manchegos o andaluces que debían hacer frente al olvido del Ayuntamiento, lo que llevó al sindicalista Manolo Vital a secuestrar un autobús a modo de gesto para visibilizar que ese transporte debía llegar a sus hogares.



En el actual Torre Baró, “ahora los inmigrantes vienen de todo el mundo y tienen diferentes culturas y religiones, por lo que también sigue siendo necesario tejer comunidad y que todos podamos tener las mejores condiciones”. Así lo reivindica a Vida Nueva Pepe Rodado, sacerdote que acompaña a la Parroquia de Santa Bernadeta y Sant Lluc. Acompaña, aunque no es el párroco titular (ejerce como tal el diácono permanente Alfonso Caracuel), pues, después de 35 años de sacerdocio, ahora ha pedido una excedencia pastoral de dos años para dedicarse de pleno a ser el consiliario a la Acción Obrera Católica (ACO) y a impulsar diversos movimientos de la Pastoral Obrera de Cataluña (POC).

Como un vecino más

Pero, sobre todo, “para vivir como un vecino más, pudiendo dedicar tiempo a animar las comunidades”. Lo que compagina con su condición de trabajador (dicen que es “el último cura obrero de Barcelona”) como camarero y limpiador en una residencia de jóvenes deportistas.

Parroquia de Santa Bernadeta y Sant Lluc, en Barcelona

Un compromiso vital que le llevó, “ya en mis tiempos de seminarista”, entre 1982 y 1986, a conocer a Manolo Vital y a su mujer, Carmen, que había sido monja y que era “tan reconocida como él en el barrio por su impresionante labor como maestra, enseñando a leer y escribir a muchas personas sin recursos”. De hecho, de la película solo hecha en falta dos cosas: “Que se le presente a él como un líder solitario, cuando era un militante de Comisiones Obreras y del PSUC que se apoyaba mucho en lo comunitario. Y que apenas se aprecie una presencia eclesial que estuvo muy presente en el barrio desde su nacimiento, habiendo varios movimientos apostólicos, como la Juventud Obrera Católica (JOC), encarnados en el barrio y en todas las reivindicaciones de la gente”.

Diversas iniciativas

Otra reivindicación de Rodado es que “nuestro barrio comparte la misma realidad que otros del norte de Barcelona, uniéndonos entre todos en varias iniciativas”. Y, en muchas de ellas, la parroquia trata de estrechar lazos: “Contamos con un espacio en el que Cáritas acompaña a inmigrantes, con una huerta comunitaria o con la Casa de la Alegría, donde varias personas mayores tienen un lugar para compartir un café y hablar de todo lo que quieran. Además, tenemos un centro abierto destinado a los niños y adolescentes del barrio, para que puedan venir por las tardes a merendar, hacer los deberes y tener un ocio compartido. Una iniciativa en la que tratamos de implicar a los padres, para que compartan un tiempo de calidad con sus hijos. Viene gente de los tres barrios de la zona norte y es un ambiente precioso”.

En definitiva, “se trata de generar vínculos entre los vecinos. En un momento marcado por el individualismo, en el que parecemos abocados a ver solos la tele, en nuestra casa, nosotros tratamos de recuperar el espíritu comunitario”.

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