En las últimas semanas, desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el tablero internacional parece haber saltado por los aires, obligando a muchos países a modificar o reafirmar sus posiciones. Dos claros exponentes son Gaza y Ucrania.
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La primera, por la advertencia del presidente republicano de que Israel “le cederá el control” y los más de dos millones de palestinos de la Franja serán expulsados a otros países de la zona para facilitar un macroproyecto inmobiliario. La segunda está a la expectativa de unas negociaciones que, según ha manifestado el líder estadounidense, pueden no tener en el centro al propio Gobierno de Volodimír Zelenski y, directamente, excluir a la Unión Europea, siendo una opción más que posible que los diálogos se cierren con un acuerdo directo entre Trump y Vladimír Putin, que invadió su país vecino en 2022.
Cumbres en Arabia Saudí y París
De hecho, este lunes 17 de febrero, Washington ha enviado a Arabia Saudí a su secretario de Estado, Marco Rubio, para que negocie con representantes del Kremlin; un diálogo que, como ha denunciado Kiev, es bilateral y, por tanto, no se siente interpelada por lo que de ahí salga.
Mientras, en Europa, el primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, ha reaccionado convocando a los principales líderes del continente (estará el presidente español, Pedro Sánchez) para participar en una cumbre el París y que de ahí salga una respuesta común al órdago de Trump para imponer a Ucrania una “paz” sin contar con Ucrania. Hasta el punto de que el representante británico ha dado un paso adelante y ha anunciado que su país podría enviar tropas al suelo ucraniano.
Otra forma de hacer política
En tan convulso contexto global, ha sido muy significativa la entrevista concedida al diario italiano ‘L’Eco di Bergamo’ por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin. Difundida por ‘Vatican News’, en ella, la mano derecha del Papa reivindica una forma de hacer política que parta siempre de la promoción “del diálogo inclusivo, la paciencia y la construcción de confianza entre las partes”. Para ello, lo esencial es “creer en el multilateralismo y fortalecer el papel de las instituciones internacionales”.
En cuanto a Gaza, pese a que este ha parecido tambalearse por distintas desavenencias entre Hamás y el Ejecutivo israelí de Benjamin Netanyahu, el purpurado confía en que el alto el fuego “sea permanente y ponga fin al sufrimiento del pueblo palestino” en la Franja “y en el resto de Palestina”. Ahora, reivindica, “tenemos que dar señales de esperanza a ambos: a los israelíes y a los palestinos”.
“Todos pueden contribuir a la paz”
Sobre Ucrania, aunque no se ha manifestado explícitamente sobre los movimientos en Kiev y París para que la Unión Europea y Zelenski no sean desplazados de las negociaciones, Parolin cree que “todos pueden contribuir a la paz”. Y más teniendo en cuenta que “nunca se deben buscar soluciones mediante imposiciones unilaterales”. En caso de actuar así, cabe el riesgo de “pisotear los derechos de pueblos enteros”, por lo que “nunca habrá una paz justa y duradera”. Por todo ello, el ‘número 2’ vaticano defiende que la diplomacia pasa por “un enfoque que vaya más allá de la lógica del conflicto y favorezca el diálogo inclusivo”.
En una clave más allá de la política, encarnada en lo humano y en lo espiritual, Parolin también se muestra convencido de que a “la paz” solo se puede llegar cultivando otras tres actitudes: “Valentía, justicia y perdón”… Tres valores “que parecen cada vez más ausentes en la sociedad contemporánea”.