En el séptimo día de su ingreso, cuando se confirma la evolución positiva de la salud del Papa, el fundador de la Comunidad de Sant’Egidio alerta: “Hay obstinación sobre la salud del Papa: los cuervos están volando de nuevo”
Andrea Riccardi, fundador de Sant'Egidio
En los últimos días, han resurgido especulaciones sobre la posibilidad de una eventual renuncia del papa Francisco ante el ingreso en el Policlínico Gemelli por una neumonía bilateral y una bronquitis asmática. Sin embargo, Andrea Riccardi, historiador y fundador de la comunidad de Sant’Egidio, ha subrayado que no hay motivos para hablar de dimisión, justo cuando se cumplen siete días de su estancia hospitalaria y la Santa Sede confirma una evolución positiva de la salud del Pontífuice. “No veo por qué deberíamos hablar de dimitir“, afirmó, aunque reconoce que podría ser menos visible durante el próximo Jubileo.
Riccardi, en declaraciones al diario La Reppublica, ha expresado su preocupación por la insistencia con la que algunos sectores analizan el estado de salud del Pontífice. “En los últimos años de Pío XII, Don Giuseppe De Luca escribió a Montini: Querido Montini, en este tiempo los cuervos vuelven a volar hacia Roma. Tengo la sensación de una cierta obstinación sobre la salud del Papa, un juego de voces que buscan siempre una nota pesimista. Los cuervos están volando de nuevo“, señaló.
El debate sobre una posible dimisión se ha intensificado con declaraciones como la del cardenal Gianfranco Ravasi, quien ha mencionado la posibilidad de que Francisco renuncie. Sin embargo, Riccardi considera que la situación del Papa no está comprometida y que el tema de la renuncia se ha convertido en una “obsesión” desde la dimisión de Benedicto XVI. “Mi sensación es que Francisco quiere continuar su ministerio mientras tenga fuerzas”, aseguró.
De cara al Jubileo, Riccardi advierte que la presencia del Papa no es esencial para su celebración y que es razonable que su participación sea más limitada. “El Jubileo no significa una presencia constante del Papa, es la peregrinación en la Iglesia de los apóstoles Pedro y Pablo, es la puerta santa, es la oración común”, explicó. En este sentido, considera que “sería conveniente para su salud” que redujera sus apariciones.
Sobre los viajes internacionales, Riccardi opina que Francisco seleccionará aquellos que considere más significativos y que su capacidad para viajar dependerá de su estado de salud. Además, podría delegar algunas funciones, especialmente en momentos litúrgicos, pero seguiría al frente del gobierno de la Iglesia.
La relación de los pontífices con la enfermedad ha sido distinta en cada caso. Juan Pablo II afrontó su dolencia como un testimonio, mientras que Benedicto XVI optó por retirarse cuando sintió que ya no podía cumplir con su misión. En el caso de Francisco, según Riccardi, “quiere ser un poco como los demás, en la vida, en la enfermedad y en la muerte”. A diferencia de otros papas, Francisco no oculta su salud, pero también evita la exposición innecesaria de su enfermedad. “Las fotos de un enfermo son una transparencia que se convierte en vulgaridad”, concluyó Riccardi.