“Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo”. Con estas palabras tan sugestivas de santa Teresa de Jesús en este tiempo de enfermedad, el papa Francisco invita a los católicos de todo el mundo desde el Policlínico Gemelli a vivir la Cuaresma. El escrito, titulado ‘Caminemos juntos en la esperanza‘, esta firmado el 6 de febrero, pero se ha dado a conocer hoy, cuando el Obispo de Roma cumple once días internado en el hospital por una neumonía bilateral)
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Ademá, el Pontífice invita a los católicos a vivir este tiempo litúrgico como peregrinos a confrontar la realidad de los migrantes. Tras iniciar con la alegría del triunfo pascual de Cristo sobre el pecado y la muerte, el pontífice, invita en esta cuaresma, enriquecida por el Año Jubilar, a reflexionar. En primer lugar, respecto al significado de caminar juntos en la esperanza y en el descubrimiento de la llamada a la conversión a la misericordia de Dios. En este sentido, se refiere a los migrantes, para los que realiza un paralelismo con el éxodo bíblico, haciendo hincapié “en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos”. Así, instó a confrontarse con la realidad del inmigrante como ejercicio cuaresmal.
También, hace un llamamiento a caminar en esa peregrinación unidos, de manera sinodal. “El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos”, explica.
Encerrados en la autorreferencialidad
Y continúa, aduciendo que, “en esta cuaresma, Dios nos pide que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas, somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades”.
El tercer punto de su argumentación cuaresmal se centra en hacer una llamada a la conversión: “La de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna. Debemos preguntarnos: ¿poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?”