Vaticano

El Papa anima a “olfatear” la presencia de Dios en los demás

| 26/02/2025 - 15:46

En la catequesis prevista para hoy, que no ha pronunciado por su ingreso hospitalario, el Pontífice llama a “ver más allá de las apariencias”





Francisco, aún ingresado en el hospital, propone en su catequesis semanal imitar a Simeón y Ana para “ver más allá de las apariencias, olfatear la presencia de Dios en pequeñez, saber acoger con alegría la visita de Dios y reavivar la esperanza en el corazón de los hermanos y hermanas”.



La oficina de comunicación de la Santa Sede hizo pública la catequesis preparada por el pontífice para la Audiencia General de este miércoles. El texto continúa la serie sobre la infancia de Jesús, haciendo hincapié en la presentación de Jesús en el templo.

Según el Obispo de Roma, en palabras del evangelista Lucas “muestra la obediencia de María y José a la Ley del Señor y a todas sus prescripciones. En realidad, en Israel no había obligación para presentar al niño en el Templo, sino que vivió en la escucha de la Palabra del Señor y de ella quería adaptarse, lo consideraba una práctica valiosa. También lo hizo Ana, la madre del profeta Samuel, que era estéril; Dios escuchó su oración y ella, habiendo tenido a su hijo, lo llevó al templo y ofrecido eternamente al Señor”.

El papa incide en que se trata del primer acto de culto de Jesús, celebrado en Jerusalén. “María y José no se limitan a injertar a Jesús en una historia de familia, de pueblo, de alianza con el Señor Dios. Cuidan de su custodia y de su crecimiento, y la introducen en un ambiente de fe y de culto. Y ellos mismos crecen gradualmente en la comprensión de una vocación que los supera con creces”.

Hospital Gemelli de Roma, donde permanece ingresado del papa Francisco. EFE

A juicio de Bergoglio, el templo es una “casa de oración” donde el Espíritu Santo habla al corazón del hombre anciano: “Simeón, miembro del pueblo santo de Dios preparado para la espera y la esperanza, que nutre el deseo del cumplimiento de las promesas hechas por Dios a Israel a través de los profetas. Siente la presencia del Ungido del Señor en el Templo, ve la luz que brilla entre los pueblos inmerso en las tinieblas y va al encuentro de aquel Niño que, como profetiza Isaías, nacerá. Es el hijo que nos fue dado, el príncipe de la paz”.

Cantar la alegría de quien ha visto

La catequesis apostilla que Simeón acepta al niño pero es él el que halla consuelo al tenerlo cerca, pues “canta la alegría de quien ha visto, de quien ha reconocido y puede transmitir el encuentro a los demás con el Salvador de Israel y de los gentiles. Es testigo de la fe, que recibe como don y comunica a los demás. Él es testigo de la esperanza que no defrauda”. En ese sentido, entiende que Simeón ve la muerte no como fin sino cumplimiento o plenitud, y la espera “como una hermana” que, a pesar de aniquilarle, “lo introduce en la verdadera vida que ya ha probado y en la que cree”.

Del mismo modo, entiende que le sucede a Ana, una mujer octogenaria, viuda, dedicada por completo al servicio del Templo. “Al ver al niño, Ana celebra al Dios de Israel, que en ese poco redimió a su pueblo, y lo cuenta a otros, difundiendo generosamente la palabra”. Y añade que “el canto de la redención de dos ancianos lanza así el anuncio del Jubileo para toda la Iglesia, para la gente y para el mundo. En el Templo de Jerusalén se reaviva la esperanza en los corazones porque en él Cristo nuestra esperanza ha entrado”.

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