El pasado martes, el papa Francisco recibió en el Policlínico Gemelli de Roma, donde permanece ingresado por una bronquitis asmática y una neumonía bilateral, a su equipo más directo: el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y el sustituto de Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra.
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Más allá de las gestiones realizadas durante estas dos semanas de ingreso con sus secretarios, se trataba del primer encuentro oficial de trabajo con el ‘primer ministros’ y el ‘ministro del Interior’ de la Santa Sede. Fruto de esa reunión, tal y como trascendió a los medios de comunicación de manera oficial, fue la firma de varios decretos de santidad. El comunicado vaticano cerraba, como es habitual en este tipo de escritos, apuntando que el Sumo Pontífice “ha decidido convocar un consistorio que se ocupará de las próximas canonizaciones”.
El caso Ratzinger
Es esta última afirmación la que en las últimas horas ha permitido dar alas a quien dan por hecho, toda vez que Francisco ha superado la situación “crítica” en la que se encontraba, que renunciará en breve al papado, siguiendo la estela de Benedicto XVI. Para argumentarlo, se aferran a ese consistorio, todavía sin fecha, puesto que fue precisamente en una reunión cardenalicia de este tipo cuando Joseph Ratzinger presentó su renuncia en 2013.
Hospital Gemelli, donde permanece ingresado el papa Francisco
‘The New York Times’ llega a titular ‘La enfermedad del Papa está rodeada de intrigas sobre una posible renuncia’ en un artículo que habla de “una reunión secreta”, refiriéndose a ese encuentro con Parolin y Peña Parra que ha sido público. Incluso se deja caer que Jorge Mario Bergoglio “puede estar sopesando la renuncia” sin ofrecer fuente directa alguna que lo respalde.
Según ha podido confirmar ‘Vida Nueva’ del entorno de Francisco, el consistorio vinculado a los nuevos santos “no es para otra cosa”. O dicho de otro modo, queda descartado que la ‘cumbre’ del Vaticano en el Gemelli tuviera como objetivo pilotar la sucesión de Jorge Mario Bergoglio, tomando la futurible reunión para elevar a los altares a varios católicos como excusa.
