La Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica (CEPALI), presidida por el arzobispo de Puebla de los Ángeles, Víctor Sánchez Espinosa, publicó un subsidio litúrgico para el inicio de la Cuaresma 2025; este documento contiene recomendaciones para la celebración del Miércoles de Ceniza, que tendrá lugar el 5 de marzo, así como diversas orientaciones litúrgico-pastorales para vivir este tiempo de preparación espiritual; además, incluye la propuesta de un rito para la imposición de la ceniza.
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En la introducción del subsidio, el arzobispo Sánchez recuerda que la Cuaresma es “un camino que nos conduce a la gran fiesta de Cristo y de la Iglesia, que es la Pascua. Prepara tanto a los catecúmenos, guiándolos por los diversos grados de la iniciación cristiana, como a los fieles que recuerdan su bautismo y hacen penitencia”.
Asimismo, subraya que este tiempo litúrgico “inicia con el gesto externo y visible de la ceniza, pero además es un tiempo de escucha de la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, de mayor vida sacramental y de obras penitenciales externas como el ayuno, la oración y la limosna”.
Un llamado a la conversión y la caridad
El subsidio elaborado por la CEPALI busca ayudar a los fieles a prepararse espiritualmente para la Pascua. Contiene el mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2025, una catequesis sobre el significado del Miércoles de Ceniza, orientaciones litúrgico-pastorales y la propuesta de un rito de imposición de ceniza, que puede ser presidido por un ministro ordenado o dirigido por un laico.
El arzobispo Sánchez expresó su deseo de que este material “fomente en nuestras comunidades la belleza de la celebración litúrgica y contribuya a la construcción de una sociedad más humana y fraterna”.
El documento recuerda que la Cuaresma es un tiempo de preparación para “el evento más grande de nuestra historia de salvación: la Resurrección de Cristo”. Durante estos 40 días, se invita a los fieles a caminar en tres direcciones fundamentales:
- Apertura a los demás, expresada en la limosna, la caridad, la comprensión, el perdón y la ayuda a los más necesitados.
- Apertura a Dios, a través de la escucha de la Palabra, la oración personal y comunitaria, la participación activa en la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación.
- Renuncia y autocontrol, mediante el ayuno y la búsqueda de un equilibrio en la escala de valores, evitando lo superfluo y destinando recursos a quienes más lo necesitan.
Estas prácticas, concluye el subsidio, “son el resumen de la vida y la enseñanza de Cristo, y nos ayudan a reorientar nuestra vida en clave pascual”.