En medio de una crisis sin parangón para Ucrania, cuyo presidente Volodímir Zelenski fue humillado el 28 de febrero en la Casa Banca por un Donald Trump que en las últimas horas ha confirmado que congela toda la ayuda a Kiev para hacer frente a la invasión rusa, los obispos europeos han querido salir en apoyo del pueblo ucraniano.
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En un comunicado firmado por su presidencia, la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) reitera que, ante un “panorama geopolítico” que “continúa siendo inestable e incierto”, es necesario “reafirmar la continua cercanía y la sentida solidaridad con el pueblo de Ucrania, que lleva más de tres años sufriendo la injustificable invasión a gran escala de Rusia”.
En las últimas semanas, liderados por el primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea (UE) se están volcando en apoyo a Kiev y exigen que tanto Zelenski como sus ejecutivos tengan un papel preponderante en unas negociaciones de paz que Trump está llevando a cabo unilateralmente con la Rusia de Vladimír Putin.
Ante este paso adelante, la COMECE expresa “nuestra gratitud a los responsables de la UE por el apoyo humanitario, político, económico, financiero y militar sin precedentes que han prestado a Ucrania y a su pueblo en los últimos años”.
Gestos concretos de solidaridad
Del mismo modo, “apreciamos profundamente los incansables esfuerzos de las organizaciones de la sociedad civil, incluidas multitud de entidades religiosas, y de los ciudadanos de a pie por mostrar gestos concretos de solidaridad con las personas que sufren las consecuencias de la guerra”.
Y es que, como se reconoce sin ambages, “la lucha de Ucrania por la paz y la defensa de su integridad territorial no es solo una lucha por su propio futuro. Su resultado también será decisivo para el destino de todo el continente europeo y de un mundo libre y democrático”.
Como observa la COMECE, “la guerra ha entrado ahora en un nuevo capítulo. En medio de la creciente complejidad geopolítica y la imprevisibilidad de las medidas adoptadas por algunos miembros de la comunidad internacional, hacemos un llamamiento a la Unión Europea y a sus estados miembros para que permanezcan unidos en su compromiso de apoyar a Ucrania y a su pueblo”.
Violación del derecho internacional
Todo ello sin perder nunca de vista que “la invasión rusa de Ucrania es una flagrante violación del derecho internacional. El uso de la fuerza para alterar las fronteras nacionales y los atroces actos cometidos contra la población civil no solo son injustificables, sino que exigen la consiguiente búsqueda de justicia y rendición de cuentas”.
Hasta el punto de que “una paz global, justa y duradera en Ucrania solo puede lograrse mediante negociaciones. Cualquier esfuerzo de diálogo creíble y sincero debe estar respaldado por una solidaridad transatlántica y mundial sólida y continua, y en él debe participar la víctima de la agresión: Ucrania”.
Por ello, aunque no se cite a Trump ni su encerrona a Zelenski, su malestar con la actitud del presidente de Estados Unidos, que ha llegado a culpar de la guerra a quien no ha dudado en llamar “dictador”, queda claro en este párrafo: “Rechazamos firmemente cualquier intento de distorsionar la realidad de esta agresión. Para que sea sostenible y justo, un futuro acuerdo de paz debe respetar plenamente el derecho internacional y estar respaldado por garantías de seguridad efectivas que impidan la reanudación del conflicto”.
Una vida digna, segura y libre
Y, lo más importante, “el acuerdo de paz debe establecer las condiciones necesarias para garantizar que las familias ucranianas puedan reunirse de nuevo y vivir una vida digna, segura y libre en su patria soberana e independiente”.
Además, “con vistas a restaurar el tejido social de Ucrania, reforzar su cohesión social y emprender el camino de la reconciliación a largo plazo, será igualmente importante que se defiendan y protejan los derechos de todas las comunidades, incluida la minoría rusoparlante”.
En esta ardua tarea, “la comunidad internacional debe seguir ayudando a Ucrania en la reconstrucción de las infraestructuras destruidas. Rusia, el agresor, debe participar adecuadamente en este esfuerzo”.
Luz verde a Kiev
Hacia el final del texto, llega otro punto más que significativo: “En respuesta a la búsqueda de Ucrania de un futuro dentro de la Unión Europea y a sus pertinentes esfuerzos de reforma, pedimos a la UE que avance en el proceso de ampliación de manera pertinente y justa junto con otros países candidatos”.
Es decir, que se anima a dar luz verde a Kiev para que el país vecino de Rusia ingrese en la Unión de los por ahora 27 estados que la conforman. Justo lo que rechaza el Kremlin, junto con la posibilidad de que Ucrania sea aceptada en la OTAN.
“En un momento en que se están redefiniendo los contornos de una nueva arquitectura de seguridad mundial”, desde la COMECE se anhela que “la Unión Europea se mantenga fiel a su vocación de ser una promesa de paz y un ancla de estabilidad para su vecindad y para el mundo”.