En la Diócesis de Alcalá de Henares, pocos son los que no conocen al sacerdote polaco Slawomir Andrzej Wiktorowicz, también religioso de los Misioneros de la Sagrada Familia (MSF) que lleva aquí algo más de dos décadas: “Llegué en agosto de 2004. Mis superiores de congregación, en la Provincia de Polonia, me enviaron a estudiar Derecho Canónico a la Universidad Pontificia de Comillas, en Madrid, con la finalidad de ser profesor de esta asignatura en el Seminario MSF de mi país”.
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Completó su tesis doctoral sobre Derecho Eclesiástico Internacional mientras lo compaginaba con las actividades pastorales en la Parroquia de la Sagrada Familia, en Torrejón de Ardoz, cuya pastoral lleva su congregación en la diócesis alcalaína. Pero, “cada vez más, mi presencia en la parroquia se fue asentando y llegó un momento, en junio 2011, en que los superiores de la Provincia España me propusieron ser el párroco de esta comunidad. Lo acepté, me incardiné en la comunidad española de mi congregación y, pastoralmente, me vinculé con la diócesis”.
Muy arropado
En su caminar, se ha sentido muy arropado en los dos ámbitos eclesiales: “La Provincia MSF en España organiza reuniones mensuales de formación, y lo mismo ocurre a nivel diocesano, lo que me permite conocer y estar en contacto con todo el clero local. Mi integración con los sacerdotes es muy buena, ya que, desde 2014, estoy al frente del Arciprestazgo de Torrejón, formado por 23 sacerdotes. También soy el consiliario diocesano de Manos Unidas y, por iniciativa mía, se celebra cada año una carrera solidaria para recaudar fondos en la lucha contra el hambre en el mundo”.
Slawomir Andrzej Wiktorowicz, sacerdote polaco en Alcalá
Como fruto de su formación académica, “soy juez en el Tribunal Eclesiástico Diocesano y, desde hace cinco años, soy profesor en la Extensión en Alcalá de Henares del Instituto Superior de Ciencias Religiosas a distancia de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, dando clase de Derecho Canónico, Introducción a los Estudios Teológicos y Antropología Teológica”. Sin olvidar otro dato importante: “Desde hace un año, soy superior provincial de los Misioneros de la Sagrada Familia en España”.
Una senda de enriquecimiento
Por todo ello, este pastor polaco reivindica que “me siento totalmente identificado con la pastoral de la Iglesia española y, concretamente, la alcalaína. Soy uno más y, para mí, esta ha sido una senda de enriquecimiento, a nivel personal y espiritual”.
Así, “lo que más me aporta es ver a la gente ilusionada en las actividades de la parroquia, que son ciertamente diversas. Además, los tres sacerdotes de nuestra comunidad de Torrejón somos un español, un malgache y yo, un polaco”. Gracias a esa amalgama de experiencias y vivencias en clave de fe, “se potencian respuestas muy diferentes, como ejemplifican los cuatro coros parroquiales. También contamos con las pastorales de jóvenes y niños, enfermos, Cáritas, catequesis de adultos, grupos de autoestima, vida ascendente, rosario, monaguillos, matrimonios… Somos muy activos”.
Las dos últimas iniciativas son “el rezo a diario del ángelus, que hago yo en directo por Facebook, y un proyecto pionero en la diócesis de catequesis y formación para las familias afectadas por la discapacidad de alguno de sus miembros. Entre todos trabajamos mucho en fomentar una interioridad sana de la comunidad parroquial y arciprestal, para vivir la auténtica y verdadera presencia de Jesucristo entre nosotros”.
