Culturas

“¿Eres tú el rey de los judíos?”

| 15/03/2025 - 12:04

  • El papiro P52, el manuscrito más antiguo identificado del Nuevo Testamento, cumple 1.900 años si aceptamos su datación en el 125 d. C.
  • Este fragmento del evangelio de Juan proporciona pruebas inestimables sobre la difusión del cristianismo en las provincias del Imperio romano en los primeros siglos de nuestra era
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El llamado Maestro de Lupiana, artista que ejerció en Castilla a mediados del siglo XV, pintó en Cristo ante Pilatos (1450-1460) la escena que relata Jn 18, 31-33, en la que el gobernador romano, con tez grisácea y suntuosa indumentaria, espeta a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Más que el propio Jesús –resignado, con las manos atadas, pero retratado refulgente de luz, encarnando así su “testimonio de la verdad” ante Poncio Pilato– lo que llama poderosamente la atención es la turba que lo rodea.
“Vemos a Cristo en una imagen idealizada, envuelto por esa turba de sayones, de judíos, de soldados romanos, a los que el pintor presenta amenazantes, acusadores, con caracteres grotescos, caricaturizados, en un sentido claramente peyorativo”, describe Joan Molina, jefe de Pintura Gótica Española del Museo del Prado, al que pertenece la tabla, incautada de la iglesia parroquial de Yebes (Guadalajara) en 1937 y que reclama el Obispado de Sigüenza-Guadalajara para su depósito en el Museo Diocesano de Arte Antiguo de Sigüenza.



Esos versículos del cuarto evangelio aparecieron –casi cinco siglos después– en el papiro P52 (o P52), también reconocido como Fragmento de San Juan o simplemente Rylands 457, por la Biblioteca John Rylands de la Universidad de Manchester, a donde llegó en 1920. “El fragmento del evangelio de Juan es uno de los objetos más famosos de la Biblioteca John Rylands. Este pequeño trozo de papiro solo mide 8,9 por 6 centímetros pero proporciona una gran cantidad de información”, describe su director, Christopher Pressler.

Oficialmente, la Universidad de Manchester lo ha datado entre “mediados y finales del siglo II d. C.”, como reflejan Carly Richardson y Elizabeth Gow, autores del registro de catalogación. “El fragmento se considera la porción más antigua del Nuevo Testamento jamás encontrada. Nos proporciona pruebas inestimables sobre la difusión del cristianismo en las provincias del Imperio romano en los primeros siglos de nuestra era. El primer editor fechó el fragmento en la primera mitad del siglo II”.

Ese primer editor fue el papirólogo Colin H. Roberts, quien lo identificó como fragmento de san Juan en 1935, mientras preparaba el tercer volumen del Catálogo de papiros griegos y latinos de la Biblioteca John Rylands. “Se ha datado entre mediados y finales del siglo II d. C., pero los especialistas han defendido fechas tan tempranas como finales del siglo I y tan tardías como el siglo III”, señalan Richardson y Gow.

Cristo ante Pilatos (fuente: Museo del Prado)

Método destructivo

La fecha se estimó paleográficamente, comparando la letra con la de otros manuscritos. Sin embargo, la paleografía no es una ciencia exacta: ninguno de los manuscritos bíblicos comparables está datado y la mayoría de los papiros que llevan una fecha segura son documentos administrativos –siguen afirmando Richardson y Gow–. Investigaciones recientes apuntan a una fecha cercana al año 200 d. C., pero aún no hay pruebas convincentes de que sobrevivan fragmentos anteriores del Nuevo Testamento. La datación por carbono es un método destructivo y no se ha utilizado en el fragmento”.

Hay cierta concordancia en situarlo en torno al 125 d. C. Así lo anota, por ejemplo, Antonio Piñero en su ‘Guía para entender el Nuevo Testamento’ (Ed. Trotta, 2006) o Jaime Vázquez Allegue en su ‘Guía de la Biblia: Introducción general a la Sagrada Escritura’ (Verbo Divino, 2009), entre otros muchos autores. Aunque una corriente minoritaria adelantaría esta fecha: “Los papirólogos están de acuerdo en fecharlo al inicio siglo II. Ahora bien, si existían ya copias del cuarto evangelio a comienzos del siglo II, su composición hay que situarla antes de esa fecha, al menos en torno al año 100”, advierte José Miguel García Pérez en ‘Los orígenes históricos del cristianismo’ (Ed. Encuentro, 2007).

Estilística alejandrina

El papiro Rylands 457 es una copia en griego del arameo en el que debió escribirse el evangelio de Juan. “Es una escritura de clase estilística alejandrina. La letra es buena y cuidada, el escriba empleó la diéresis, pero, por lo que se ve, ni acentos ni puntuación”, según la biblioteca universitaria, centro internacional de estudios bíblicos desde 1900. El recto del fragmento contiene siete líneas del capítulo 18, entre los versículos 31 y 33. El verso, otras siete del 37 y 38. “Las páginas probablemente habrían sido de unos 210×200 mm, con dieciocho líneas en cada página. Si el manuscrito solo contenía el evangelio de Juan, tendría unas 130 páginas”, estiman Richardson y Gow.

“La mayoría de los papiros que se conservan de esta fecha tienen forma de rollos de libro, escritos en una serie de columnas en una cara de la hoja de papiro. Este fragmento presenta la escritura de la misma obra en ambas caras, por lo que formaría parte de un códice, que fue adoptado por los primeros escritores cristianos y se convirtió rápidamente en el formato habitual de los textos cristianos. En un códice en el que conocemos el tamaño del margen y aproximadamente qué texto falta entre dos lados de una página, podemos deducir el tamaño aproximado del manuscrito original”, manifiestan.

Etiquetas: BibliaHistoria
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