“Comunión y comunicación tienen la misma raíz”. Con este punto de partida, Gemma Morató se presentó ante los participantes en el tercer congreso de comunicación, organizado por la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) y que se celebra hoy en Madrid.
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La religiosa dominica catalana se adentró en cómo “el silencio no es rentable” para la Iglesia. “La vida consagrada no puede quedarse encerrada en sí misma, porque lo que no se comunica, no existe e los ojos del mundo”, aseveró, convencida de que “Jesús fue el gran narrador narrado”.
Urgencia de fraternidad
Durante su intervención, la periodista, doctora en Humanidades y máster en Teología Moral, llevó a cabo una radiografía de la realidad de la comunicación interna de la vida consagrada. “La falta de comunicación convierte nuestras comunidades en simples lugares de pernoctación”, compartió como premisa previa antes de ponerse a elaborar cualquier estrategia de comunicación institucional. Por ello, no dudó en calificar de “urgencia” el hecho de “ponerse manos a la obra y trabajar de manera decidida en el fortalecimiento de la vida fraterna en comunidad”.
En este sentido, reivindicó “espacios de acogida, escucha y fraternidad real donde la comunicación sea el puente que fortalezca nuestra comunión”, así como “comunidades equilibradas y felices”. “La comunicación deja de ser un trámite para ser un encuentro”, insistió.
Testimonios vivos
Con un tono tan profundo en sus tesis como pedagógico en la forma, la consagrada cuestionó que las congregaciones se limiten a informar de nombramientos y actividades si verdaderamente se quiere lograr impacto comunicativo, incluso dentro de los propios institutos.
“Muchas veces nuestras comunidades e instituciones no comunican, no comparten, se encierran en una reserva, en un miedo al qué dirán”, expresó. Para Morató, “el silencio institucional, lejos de protegernos, nos aísla y nos hace irrelevantes en una sociedad que necesita con urgencia testimonios vivos, transparentes”. “No podemos permitir que el silencio se convierta en un obstáculo estéril o en un recurso para la indiferencia”, remarcó, alertando de los riesgos de que ese mutismo sea sinónimo de ocultamiento, amén de la irrelevancia que conlleva. “Caridad, humildad y discreción no es encierro ni poder”, alertó.
Credibilidad en el mensaje
“La sociedad demanda, no solo información, sino autenticidad. Quiere conocer rostros e historias que den credibilidad al mensaje”, comentó la comunicadora.
De la misma manera, puso en valor de los profesionales de la comunicación que trabajan en las congregaciones que “sufren tanto en su labor y terminan perdiendo la paciencia o sintiéndose frustrados en su oficio, cuando podían ser un puntal asesorando a sus gobiernos provinciales y generales”.