El portavoz internacional de los misioneros claretianos, José Enrique García Rizo, está convencido de que “una buena comunicación no garantiza un buen gobierno”, pero “una mala comunicación sí garantiza un mal gobierno por muy buenas cosas que se hagan”.
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Así lo expresó este colaborador del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica en su intervención en el tercer congreso de comunicación organizado por la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), que se celebra hoy en Madrid.
El sacerdote hizo hincapié en la necesidad de una comunicación “motivadora y que empuje a la gente hacia adelante, que esté al servicio de la misión”. García Rizo compartió que “la revolución de la sinodalidad” con su correspondiente corresponsabilidad ha de aterrizarse también en materia de comunicación interna de las congregaciones. Para ello, defendió la necesidad de promover una escucha activa y reforzar los canales informativos.
Plan de comunicación
Aterrizando en medidas concretas, el misionero claretiano se detuvo en una acción imprescindible: contar con un plan de comunicación aprobado por el correspondiente gobierno que cuente con medios y recursos para implementarse. A la par, reivindicó una renovación estructural en materia comunicativa, teniendo en cuenta tanto el perfil intergeneracional de las comunidades, la renovación tecnológica, pero también la diversidad intercultural de la congregación.
“Resulta importante no llevar a cabo una comunicación agresiva y unidireccional, sino compartida y horizontal”, especificó. En paralelo, apreció que “la comunicación tiene que ser en círculos, no jerárquica, esto es, priorizar a los implicados antes que a agentes externos”.