La Fundación SM y la ONG ‘Educo’ han presentado este jueves, 20 de marzo, un informe titulado ‘Mejorando la protección y el bienestar de las escuelas’ para reflejar el estado de bienestar socioemocional entre los estudiantes y los docentes de los centros educativos. Denuncian el creciente malestar que se llega a calificar de “alarmante” de profesionales y alumnado en el entorno pedagógico, y proponen articular adecuadamente la figura del coordinador de bienestar como motor de cambio de esta tendencia.
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Docentes y alumnos de cuatro comunidades autónomas (Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia) han realizado entrevistas grupales, talleres y entrevistas en profundidad para tratar esta realidad, incluyendo entre sus variables de estudio aspectos como el género, la titularidad y la experiencia docente.
La investigación surge a partir de los últimos informes que han testado el grado de satisfacción de ambos colectivos en el espacio educativo. El ‘Educobarómetro’ publicado por la Fundación SM reflejó cómo el 39 por ciento de los docentes muestra síntomas compatibles con la ansiedad y la depresión. El 40 por ciento de los profesores manifiesta distancia emocional e indiferencia hacia su acción pedagógica y sólo un 42 por ciento de ellos no se plantea dejar la profesión. Por su parte, un 20,8 por ciento de los adolescentes españoles aqueja problemas de salud mental, según el informe del Estado Mundial de la Infancia de Unicef, de 2022. De ellos, aproximadamente la mitad no pide ayuda.
Paula San Pedro, coordinadora de Incidencia Política de Educo, incidió en que el resultado del informe indica que, desde entonces, se ha producido un deterioro generalizado del bienestar socioemocional del alumnado. Las causas detectadas son un menor tiempo de calidad que los progenitores dedican a sus hijos y el uso desproporcionado de la tecnología. Las consecuencias son una baja tolerancia a la frustración, una baja autoestima, conductas disruptivas y problemas de concentración. Por ello, abogó por la creación de entornos protectores para ellos por parte de familias, centros y administraciones.
Factores estresores
Augusto Ibáñez, asesor experto educativo de la Fundación SM, concretó que es necesario transformar las escuelas en espacios equitativos, inclusivos y saludables. Asimismo, planteó el cuidado y profesionalización docente como una prioridad, y apostilló que, diagnosticados los problemas y sus causas, se están postulando soluciones que cuadren con los marcos de la educación del futuro que está perfilando la Unesco, entidad que presentará en abril en Madrid el primer informe global del profesorado.
Ariana Pérez, coordinadora de investigación educativa de la Fundación SM, concretó que el informe se ha desarrollado con dos objetivos: analizar los factores que contribuyen a empeorar esta situación socioemocional e identificar las buenas prácticas. Apelando al documento, desveló factores estresores del profesorado, como la sobrecarga de responsabilidades, a menudo por encima de la labor docente y de la formación, y la falta de reconocimiento social de sus acciones y de su conocimiento experto. En ese sentido, justificó que la distancia emocional antes mentada podría considerarse como una estrategia de autodefensa ante los problemas de relación con las familias y la falta de recursos para afrontar estos desafíos. En todo caso, los profesores recalcaron que, en ningún caso, el alumnado es el origen, ni el correlato del problema, sino que la relación con los estudiantes es fundamental e inevitable. También concretó que los profesores manifiestan la desconexión entre formación y realidad. Especificó que una de las consecuencias es la disuasión que supone para los jóvenes y la escasez de docentes a nivel mundial.
Por eso, centró el relato en la necesidad de generar un entorno escolar que promueva el respeto, un trabajo conjunto entre familias y centros, la implementación de estructuras de apoyo emocional en centros mediante la presencia de profesionales de la salud mental, el apoyo a la autonomía de los equipos docentes y los centros, la creación de un modelo de desarrollo que atraiga y retenga a los mejores docentes, la reducción de ratios, una mayor inversión de recursos en aspectos estratégicos, el apoyo a estudiantes vulnerables y un amplio consenso en la legislación educativa.
Enfoque práctico
Por último, Mónica Viqueira, responsable del equipo de Incidencia de Educo, introdujo en estas circunstancias la necesidad de poner en valor la figura del coordinador de bienestar en centros educativos incluido a partir de la aprobación de la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia. A su juicio, la mejoría en las variables comentadas pasan porque esta figura se implemente de manera correcta, pues aún existen brechas para garantizar unos estándares mínimos a cumplir para que estos profesionales tengan el tiempo, la formación y el perfil personal necesario para realizar adecuadamente su labor.
Explicó que, actualmente, debido a los presupuestos limitados de los centros, se están encargando de este cometido equipos de orientación, pedagogía o dirección, amén de profesores. Reivindicó planes de formación a las comunidades autónomas que sean más enriquecedores y con enfoques más prácticos. También, reclamó que se reconozca la necesidad de una disponibilidad horaria para estas responsabilidades, así como un reconocimiento en las retribuciones de estos responsables. Pidió que las administraciones ofrezcan referentes y asesores de los que disponer y desarrollar políticas de prevención. Del mismo modo, la formación del profesorado, las familias y el alumnado para que todos sean agentes sociales que mejoren la realidad socioemocional de las aulas.