Luego del asesinato de ocho jóvenes pertenecientes a la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Irapuato, en el estado de Guanajuato, ocurrido el 16 de marzo, la Iglesia en México hizo un llamado a los jóvenes y adolescentes a emprender cuatro acciones concretas para favorecer la construcción de la paz en el país.
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A través de un comunicado firmado por la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Compañía de Jesús de México, la Iglesia aseguró que son los adolescentes y jóvenes los más afectados por la ola de violencia en México, y pidió “protegerlos de la maldad que busca atraparlos y llevarlos a la oscuridad”.
El texto, signado también por el obispo Jorge Cuapio Bautista, obispo de Iztapalapa y responsable de la Dimensión Episcopal Mexicana de la Pastoral Juvenil, convoca a las pastorales de adolescentes y jóvenes, movimientos y congregaciones religiosas, colegios e instituciones que trabajan con adolescentes y jóvenes del país a realizar estas cuatro acciones para sumarse a la construcción de la paz:
- Encendido de velas en las iglesias. Para el próximo domingo 23 de marzo, se pide a los jóvenes y adolescentes colocar ocho velas en el altar de todas las iglesias en memoria de todos los adolescentes y jóvenes asesinados y desaparecidos, e invitar a los asistentes a las misas a escribir sus nombres en tarjetas para colocarlos junto a las velas.
- Colocación de rosas y fotos en las plazas. La segunda acción consistirá en llevar rosas a las plazas de los pueblos y ciudades, acompañadas de fotos de los adolescentes y jóvenes asesinados o desaparecidos. Esta acción se llevará a cabo el próximo sábado 29 de marzo a las 17:00 horas, para unirse de manera simbólica con el pueblo de San José de Mendoza en su caravana por la paz y su celebración de fe.
- Rezar el Viacrucis. La Iglesia también convoca a que, durante los viernes de Cuaresma se promueva el rezo del Viacrucis por la Paz en todas las diócesis, pidiendo particularmente por las víctimas de la violencia.
- Coordinar esfuerzos. Por último, pide ponerse en contacto con los equipos estatales del Diálogo Nacional por la Paz para sumarse al diseño de proyectos locales de paz y el diálogo con autoridades para el seguimiento a los compromisos por la paz.
La Iglesia confió en que estas cuatro acciones animen el compromiso de la sociedad civil para implementar acciones locales por la paz y a los gobiernos locales a cumplir las siete acciones nacionales surgidas de la Agenda Nacional de Paz, que son:
- Desarrollar políticas de cuidados como condición para la paz, con enfoque de derechos humanos y género, dirigidas a construir y fortalecer tejidos sociales, crear entornos seguros y restituir el valor de la vida, dando atención prioritaria a niñez, adolescencias y juventudes.
- Fortalecer las policías municipales, conectarlas con el sistema de justicia y otras fuerzas públicas, para que coadyuven en la investigación y el cuidado del territorio, y así sea posible la retirada paulatina de los militares en las funciones de seguridad pública.
- Renovar el sistema de procuración e impartición de justicia, en el nivel federal y estatal, de tal manera que tenga capacidad para investigar y autonomía para resolver casos.
- Emprender una reforma a fondo del sistema penitenciario para que el Estado retome el control de las prisiones, impida los actos de corrupción y de extorsión y actúe dentro del marco de la ley para proteger los derechos de las personas privadas de libertad, de sus familias y del personal penitenciario.
- Promover una estrategia que fortalezca la seguridad y bienestar de las adolescencias en sus riesgos asociados con adicciones, crimen organizado y economías ilícitas, incluyendo su participación, así como la de la sociedad civil y los distintos órdenes de gobierno.
- Impulsar una gobernanza democrática que proteja a los gobiernos municipales de las economías criminales y tengan las condiciones para desarrollar programas a favor de la seguridad, la justicia y la paz con amplia participación de la sociedad civil.
- Atender la crisis de derechos humanos del país en cuatro temas prioritarios: realidad de los desaparecidos, la violencia contra las mujeres, la violencia contra las personas en movilidad y la autonomía de los pueblos indígenas.