“Con el papa Francisco se inaugura una nueva manera de comunicar. Ha puesto en marcha una comunicación extraordinaria por su lenguaje fresco, directo, fluido, e incluso poco papal e institucional, pero que enamora”. Así definió esta mañana la decana de los vaticanistas, la mexicana Valentina Alazraki, el estilo de Jorge Mario Bergoglio a la hora de relacionarse con los periodistas y, de la misma manera, con el mundo.
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Alazaraki fue la responsable de pronunciar la ponencia marco del tercer congreso de Comunicación de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), en la que repasó los tres últimos pontificados, poniendo sobre la mesa sus aciertos y errores en materia comunicativa.
Luna de miel
En el caso de Francisco, subrayó cómo “él decidió ser su propio portavoz con los riesgos que eso implica y que él mismo asume”. En este sentido, puso en valor “la luna de miel mediática” que Jorge Mario Bergoglio vivió durante sus primeros cinco años en Roma. Para la corresponsal de Televisa, este respaldo inicial se quebró cuando se acrecentó la lacra de los abusos, especialmente con la que presente como “la crisis de comunicación interna de la Iglesia de Chile”, que provocó que Francisco abordara esta cuestión con información errónea facilitada por la Santa Sede.
Al hilo de esta cuestión, la periodista señaló que “la falta de transparencia y de empatía con las víctimas de abusos ha supuesto una crisis de credibilidad de la institución”. “La Iglesia tiene que entender que ya es imposible esconder información, tapar el cielo con un dedo, lo que exige una comunicación proactiva”, comentó, subrayando que “no comunicar es ser cómplice de los abusadores, es dejar solas a las víctimas”.
Leve mejoría
Sobre la salud de Francisco, se remitió a la “leve mejoría” que certifican con médicos, dentro de su cuadro complejo y de que la infección permanece. “No tenemos ni idea de cuando va a ser dado de alta, pero está claro que no va a ser inminente”, comentó. “El clima que hay es de una sensación de estar suspendidos, porque se han desatado todo tipo de especulaciones que son normales”, subrayó. Eso sí, confirmó que “se ha hecho un plan B para la Semana Santa si Francisco no sale del hospital”.
Al detenerse en la figura de Benedicto XVI, apuntó las dificultades que tuvo para poder comunicar debido a los prejuicios que existían sobre él. A la par, también se detuvo en la polémica generada en torno al discurso que pronunció en la universidad de Ratisbona en 2006 y su visión sobre el mundo musulmán. Antes de que se pronunciara, los vaticanistas tuvieron acceso al contenido embargado, advirtieron a los responsables del viaje que podría ser mal interpretado, pero ignoraron el consejo de los comunicadores y no tocaron nada. “Esa falta de escucha a los periodistas generó una crisis institucional que se podría haber evitado”, apuntó.
De forma proactiva
En relación a Juan Pablo II, Valentina Alazraki enfatizó la relación directa que el Papa polaco tenía con su portavoz, el español Joaquín Navarro Valls. “Esto es algo absolutamente clave que no se ha repetido en la comunicación vaticana hasta hoy, una experiencia que habría que seguir”, elogió.
De la figura de Navarro Valls, también destacó su empeño en “Comunicar de forma proactica en los tiempos más tranquilos, porque es lo que permite establecer una buena relación de base con la prensa”. “Si no has construido esa relación y eventos positivos, será muy difícil que te ganes a los periodistas en un momento de crisis”, añadió.