La Diócesis de Getafe denuncia que la limitada inversión pública de las localidades de la zona aumenta las carencias en materia de salud, vivienda, educación y atención a personas mayores. Así lo recoge el informe ‘Mirar al sur de Madrid’, un estudio elaborado por el sociólogo Andrés Aganzo, que radiografía la realidad de esta región que aglutina a cerca de 1,7 millones de personas.
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“Una de las encomiendas del cristiano no es solo echar una mirada, sino mirar a los profundo, una contemplación realista y compasiva que, en este caso nos lleva a lugares, a ámbitos y ambientes donde se palpa la dificultad y la pobreza, los jóvenes y los migrantes”, explicó el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, que apadrinó la presentación de este estudio.
España saturada
Frente al concepto de la ‘España vaciada’, el pastor apuntó el crecimiento desmesurado de la ‘España saturada”, que es la que viven las macrociudades de de la periferia de la capital española. En concreto, se detuvo en el crecimiento de mafias que trafican con la vivienda que se manifiestan en prácticas tales como “las camas calientes” o “pagos ilegales para obtener un empadronamiento”.
Este contexto supone “un desafío para nuestra Diócesis porque implica una llamada para ir a las periferias reales y existenciales a las que nos llama el papa Francisco”. “No hay una parroquia en nuestra diócesis que no sea realmente católica, en tanto que encuentras a personas de numerosas nacionalidades, razas, sensibilidades…”, apuntó García Beltrán.
Esfuerzo heroico
En esta misma línea se manifestó el obispo auxiliar de Getafe, José María Avendaño, que compartió que “cada día esta Diócesis se levanta preguntándose dónde está su hermano para salir a su encuentro”. “A las cinco y media de la mañana pasa el primer tren con cientos de trabajadores que refleja el esfuerzo heroico de tantas mujeres y tantos hombres que sacan adelante a los suyos y que encierran en sí mismos más belleza que el mejor museo del mundo”, añadió. A partir de ahí, Avendaño puso nombre y rostro a los refugiados, familias que viven en chabolas, víctimas de las adicciones, personas sin hogar, parados, jóvenes en riesgo de suicidio y demás ciudadanos que “se sienten acogidos y rescatados por la Iglesia a través de diferentes instituciones de la Diócesis de Getafe”.
El punto de partida del estudio elaborado por Aganzo son las estadísticas oficiales ofrecidas por diferentes organismos públicos. “Nunca ha habido tanta riqueza y bienes en la Comunidad de Madrid como hasta ahora”, subrayó el sociólogo, a la vez que lamentó que se traduzca en “una desigualdad creciente entre los municipios periféricos y los más céntricos de la región”. Así, mientras en la renta media disponible anual en Boadilla del Monte es de 46.480 euros, en Parla se desciende a 20.137 euros.
Frontera real
“El Corredor del Henares no es solo una división diocesana, sino que es una frontera también en materia de ingresos, en precariedad del empleo”, especificó el investigador. De esta manera, la tasa de riesgo de pobreza alcanza al 20,9% de la población, es decir, en torno a 350 000 personas. En términos de empleo, el paro afecta a 77.604 personas, de las cuales el 62 % son mujeres.
En este contexto, el informe ‘Mirar al sur de Madrid’ plantea algunas pistas para mejorar la calidad de vida de la región a partir de una máxima: “cooperación y comunidad frente a individualismo obsesivo”. El autor del estudio defendió presentar como eje “la parábola del samaritano” que “nos lleva a preguntarnos sobre el porqué de las heridas”. “La Iglesia, además de solidarizarse y salir al encuentro del vulnerable, debe levantar la voz sobre las causas de esas heridas, para hacer público lo que es oculte, aunque implique incomodar a los partidos políticos y ante quienes tienen un punto de vista únicamente mercantil de la sociedad”.
Encíclicas de referencia
Para Aganzo, “tenemos tres de las mejores encíclicas que ha habido en los últimos tiempos -Laudato si’, Evangelii Gaudium y Fratelli tutti-, que debían ser los acicates y punto de referencia para la Iglesia en este desafío”. “La Iglesia tiene que hacerse presente en todos los espacios donde se debaten todos estos problemas acompañando estos procesos sociales: sindicatos, asociaciones de mujeres, centros de los barrios…”, recomendó el sociólogo.
Para cerrar el encuentro, en el acto intervino Gonzalo Calvo Jiménez, un joven que ha pasado hasta tres veces por prisión. “Agradezco a Dios por el techo, por la compañía que tengo y por el apoyo de tantos voluntarios que han salido a mi encuentro”, compartió Gonzalo. “La Iglesia me ha dado un hogar, un espacio, me han enseñado a retomar mi vida para mirar al futuro, pero también mirar al pasado sin reproches”, explicó.