Desde hoy a mediodía Bernardito Auza ha dejado de ser oficialmente el nuncio de Su Santidad en España. Así lo recoge el boletín de la Santa Sede, que da por concluido un ciclo de cinco años como embajador, uno de los más breves de cuantos embajadores vaticanos han pasado por nuestro país. El nuevo destino del arzobispo asiático será la Unión Europea, donde cubrirá la vacante de Noël Treanor, irlandés que falleció de un infarto el pasado mes de agosto.
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Según ha podido confirmar ‘Vida Nueva’, el papa Francisco había decidido desde hace tiempo que no prorrogaría en su cargo al diplomático de origen filipino. De hecho, ya en diciembre, justo cuando se cumplían los cinco años de su aterrizaje en Madrid, la Santa Sede decidió que su nueva residencia se ubicaría en Bruselas. ¿El problema? El plácet para el embajador ante Europa exige la aprobación de todos y cada uno de los países miembros lo que habría retrasado su designación oficial a esta hora. De esta manera, se desmontan las hipótesis vertidas en algunos foros que han asegurado que el Pontífice argentino habría adoptado esta decisión durante su ingreso hospitalario en el Gemelli, dando incluso a entender que se trataba de un movimiento a la desesperada y desde la fragilidad de su enfermedad.
En paralelo, desde Roma explican a esta revista que todavía se desconoce el que será el nuevo inquilino de la nunciatura española y remarcan que la actual ‘sede vacante’ entraría dentro de la normalidad del proceso de designación, sin que se haya producido imprevisto alguno.
Visiones contrapuestas
Lejos de aprobarse la nueva misión de Auza en estos días -teniendo en cuenta además la lucidez de Francisco que confirma su entorno más cercano-, el discernimiento vendría de lejos. Prueba de ello es que, desde hace semanas algunos medios, no solo daban cuenta de su salida, sino que además han elogiado la trayectoria del ya ex nuncio español, dejando caer que su cese se habría producido como fruto de una campaña de desprestigio nacida en nuestro país.
Sin embargo, ‘Vida Nueva’ ha podido corroborar que “la decepción” en relación a la labor realizada por el ex embajador estaría motivada y respaldada por la Curia vaticana y por Secretaría de Estado.
Ternas rechazadas
Por un lado, se encontraría el malestar manifiesto en algunos pasillos eclesiales por las ternas que a lo largo de este tiempo ha presentado a Roma. Es cierto que se ha valorado de manera positiva el exhaustivo trabajo que Auza a la hora de ahondar en el perfil de cada uno de los candidatos propuestos. De hecho, el ya ex nuncio habría triplicado las consultas que realiza a obispos, sacerdotes, religiosos y laicos con respecto a sus predecesores.
Sin embargo, el problema habría radicado, no solo en la elección de los tres nombres que enviaba al Dicasterio para la Obispos, sino también en su veredicto final sobre ellos. Uno de los cardenales extranjero al que se le asignó una de esas ternas para evaluarla ante el departamento vaticano quiso que se recogiera explícitamente en su dictamen la errada valoración e interpretación interesada y a sabiendas que habría hecho Auza, después de que el purpurado buscara verificar algunas de las afirmaciones que sobre los elegidos se vertían en los dictámenes firmados desde la nunciatura ubicada en la madrileña avenida Pío XII.
Episodios como este habrían propiciado que ternas completas fueran devueltas una y otra vez desde el Vaticano a Madrid con la correspondiente demora en los nombramientos de plazas españolas. La crisis fue tal que se tuvo que designar una comisión compuesta por varios obispos, que sigue vigente y renovada en algunos de sus miembros, para que tutelara y orientara a Auza. Sin embargo, las indicaciones episcopales ofrecidas no habrían sido suficientes, porque ha continuado manteniendo su criterio y el de sus asesores hasta la fecha.
Apercibimiento verbal
A esta materia, que se vincula a una de las funciones principales del nuncio, se suman otros hechos vinculados tanto a su labor como puente entre la Santa Sede y la Iglesia española, así como en su papel institucional como mediador de alguna manera ante el Estado.
Según pudo corroborar ‘Vida Nueva’, Bernardito Auza llegó a recibir un apercibimiento verbal del prefecto emérito del Dicasterio para los Obispos, Marc Ouellet, por su errada gestión en uno de los bretes más complejos de la historia reciente de la Iglesia española: la bancarrota de la diócesis de Almería y el complejo relevo que se llevó a cabo para no generar un escándalo mediático. Tal y como explican desde Roma a esta revista, aquella delicada operación exigía una intervención quirúrgica de enorme precisión que no habría sabido resolver. Esta misma sensación es la que también transmiten a esta revista por su intervención en otro de los asuntos más peliagudos de la actualidad eclesial: el enfrentamiento entre la Diócesis de Barbastro-Monzón y el Opus Dei por el estatuto del enclave de Torreciudad.
El Valle de los Caídos
En esta misma línea, se suma otro desengaño reciente desde Roma, vinculada al relevo de Santiago Cantera como prior del Valle de los Caídos, con todos los flecos gubernamentales que implica. Desde Roma comparten con ‘Vida Nueva’ su “perplejidad” por la actitud adoptada ante esta encrucijada por el nuncio Bernardito Auza. Sin concretar cuál es el papel que estaría adoptando el embajador dimitido en estos últimos meses, desde Roma expresan abiertamente su “descontento” por convertirse “más en un obstáculo que en un puente ante una cuestión sumamente delicada”.
En paralelo a estas cuestiones, desde la Curia también han manifestado la creciente ideologización del discurso del arzobispo asiático. Cuando aterrizó en Madrid, se le tomaba por un hombre “ponderado”. De hecho, llegaba con el aval de haber sido el Observador Permanente ante la ONU en un período especialmente interesante. Él fue testigo y partícipe en la elaboración de la Agenda 2030. De hecho, desde la Santa Sede se valoró sobremanera la nota que rubricó en 2016 en la que se respaldaba la hoja de ruta de Naciones Unidas, presentando solo algunas objeciones en fondo y forma. Sin embargo, después de dejar Nueva York, este perfil conciliador pareció desvanecerse, enmendándose a sí mismo en las diferentes conferencias que ha pronunciado en España al respecto.
Respaldo a la ultraderecha
La preocupación desde Roma se acrecentó el pasado diciembre. El nuncio fue el encargado de abrir la llamada VI Cumbre Transatlántica organizado por Political Network for Values (Red Política por los Valores), que reunió en Madrid a no pocos líderes políticos vinculados a la ultraderecha, algunos de ellos identificados directamente con organizaciones cuestionadas desde la propia Iglesia católica, como el Yunque. En total, participan unas 300 personas de 45 países. El diplomático vaticano asumió presidir la eucaristía en el monasterio de la Encarnación que dio el pistoletazo de salida al foro promovido por VOX.
A todo esto se suman otros apuntes menores, pero que también han supuesto algo más que un desengaño para quien depositó en él su confianza desde la residencia de Santa Marta. Y es ahí donde entra en juego el frustrado viaje que el ex secretario personal de Benedicto XVI, Georg Gänswein, tenía previsto realizar a Madrid en octubre de 2023. La Fundación Universitaria Española le había invitado a inaugurar la llamada Aula Joseph Ratzinger. El arzobispo germano estaba respaldado por la presidenta de la entidad, Lydia Jiménez, el cardenal Antonio María Rouco Varela y el propio Auza. Su propuesta para viajar a nuestro país llegaba cuando eran públicas las actitudes poco edificantes de Gänswein hacia Francisco, que buscaron minar la confianza de ambos papas y que se materializó cuando el prelado alemán, en pleno duelo por la muerte de Benedicto XVI y con el Papa fallecido de cuerpo presente, publicó su autobiografía, con unos párrafos más que explosivos contra Jorge Mario Bergoglio.