La comunidad de madres agustinas recoletas abandona la ciudad de León después de tres siglos de presencia y servicio continuado. En la actualidad estaba integrada por la madre priora Beatriz Ofelia Álvarez, la madre Guadalupe Atalo y la hermana Ana María Ponce.
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Esta comunidad de religiosas en la ciudad leonesa se remonta al 11 de diciembre de 1663, cuando cinco madres fundadoras originarias del convento de la Encarnación de Valladolid, se hospedaron en el convento de Santa María de Carbajal y, dos días más tarde, se trasladaron al Monasterio de la Encarnación, ubicado entonces en un caserón de la calle del Cid. Eran la priora Mariana de San Clemente, la vicepriora Teresa de Jesús, Jerónima de la Santísima Trinidad, Francisca de San José y Antonio de San Bernardo.
En septiembre de 1868, la comunidad fue expulsada del lugar por decreto gubernamental y se tuvo que refugiar de nuevo en el convento de Santa María de Carbajal, donde permanecerían compartiendo con las comunidad de madres benedictinas un periodo de quince años. Las donaciones particulares, el donativo del obispo de León y el apoyo del duque de Uceda permitieron que adquirieran un nuevo convento en la plaza de Santo Domingo que había sido de los padres dominicos. Se trasladaron a su nueva sede el 19 de marzo de 1884.
Entre 1924 y 1930, se expropiaron partes de la propiedad, llegando a ceder parte de la capilla para la creación de calles. En 1957, se presentó un proyecto de enajenación del convento que se concretó en 1965. Dos años más tarde, el 6 de agosto de 1967, se trasladaron a una nueva finca en La Granja, donde actualmente residen. El entonces obispo leonés, Luis Almarcha Hernández, consagró el lugar.
El 12 de diciembre de 2023 se conmemoraban los 350 años de historia de la comunidad, con una celebración de acción de gracias que presidía Nicanor Martínez García, amigo de la comunidad y párroco durante veinticinco años de San Juan de Regla, y en la que concelebraba Lauro Pérez Luengos, capellán del convento. A lo largo de más de tres siglos de presencia en León han sido 192 las religiosas que han formado parte de esta comunidad del Monasterio de la Encarnación de León.
Acción de gracias
El obispo de León, Luis Ángel de las Heras, presidió este martes una eucaristía vespertina especial de acción de gracias en la capilla del Monasterio de la Encarnación del Paseo de la Granja para oficializar esta despedida. “Os decimos hoy, con letras grabadas en el corazón, a las queridas madres agustinas recoletas de León: nuestro reconocimiento por vuestra dilatada y fructífera presencia contemplativa recoleta, testimonial y evangelizadora en esta Iglesia particular, nuestra gratitud y el cariño sincero de la Diócesis de León en la solemnidad de la Encarnación del Señor, titular de vuestro convento“, comentó.
El prelado legionense incidió en el testimonio de fe “que hace que hoy se acumulen los motivos de acción de gracias porque habéis manifestado con vuestra vida que os sostenéis en Dios, solo en Dios, con el rasgo notable del espíritu eclesial de un carisma que hoy nos tiene que hablar en medio de la vorágine de nuestro mundo de la necesidad que tenemos todos los diocesanos del recogimiento, porque nos falta recogimiento y nos sobra dispersión y distracciones, para concentrarnos en el Señor, y vosotras ofrecéis este testimonio, igual que habéis ofrecido vuestra vida por las necesidades de la Iglesia”.
El obispo reconoció “la consagración de estas mujeres por medio de sus votos, con su triple vocación de trabajo, oración y recogimiento, han dado testimonio de solicitud, silencio, humildad y amor” para indicar que “éste es el amor que Cristo ha dado a conocer al mundo, amándonos Él primero, dispuesto siempre a hacer la voluntad del Padre, como pone de manifiesto el misterio de la Encarnación”.
La celebración eucarística estuvo integrada por las tres religiosas que integran la comunidad, acompañadas por las responsables de la Federación de Monjas Agustinas Recoletas de España, junto a fieles, el actual capellán de la comunidad, Lauro Pérez Luengos, y los representantes de los cabildos Catedral y Colegial. La velada estuvo armonizada por el canónigo y organista emérito Samuel Rubio y al canto el sacerdote Nicanor Martínez, así como el párroco de San Juan de Regla, José Luis García.