Novaterra: esperanza en forma de trabajo

Novaterra: esperanza en forma de trabajo

Tres décadas lleva ya la Fundación Novaterra dedicadas a la inserción sociolaboral de personas en situación de vulnerabilidad: desde la realidad del paro hasta la de la migración, pasando por las consecuencias del COVID-19 hasta la reciente DANA que azotó la Comunidad Valenciana, donde opera este proyecto. En el patronato de esta plataforma convergen distintas congregaciones, así como otras entidades de la sociedad civil. Además, cuenta con el apoyo financiero de la CONFER en sus proyectos más punteros.



“El perfil de las personas que están en una situación de exclusión o de vulnerabilidad social puede ir variando”, confirma Jorge Barber, responsable de marketing y comunicación de Fundación Novaterra. “Nuestro trabajo también se ha ido adaptando y se va actualizando en muchos sentidos, pero al final lo que hacemos es acompañar a estas personas en un itinerario personalizado, les ofrecemos también la posibilidad de formación y desarrollo de habilidades para ayudarles al final a encontrar un trabajo”.

En 2023, de hecho, fueron más de 1.100 personas las atendidas por la fundación. “Llegan derivadas por servicios sociales o por otras entidades”, explica Barber. “Pueden ser mujeres que proceden de alguna situación de violencia de género”. Lo mismo ocurre con las personas migrantes o que han pasado por algún tipo de dependencia. “Una vez que la persona está lista para iniciar el camino hacia la búsqueda de un empleo, llegan a nosotros”. Eso sí, apunta que “no es solo esperar a que nos llegue la persona, sino que tenemos que ir a buscarla y decirle ‘estamos aquí’”.

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Una vez llegan, se activan los mecanismos: “El equipo está formado por orientadoras, formadoras e intermediadoras”, señala. “Con la orientación ayudamos a la persona a identificar su potencial de cara al mercado laboral. Luego, se identifican cuáles pueden ser las formaciones adecuadas que podemos ofrecerle o que podemos derivarle a otras entidades en función de la experiencia,  de su capacitación o de lo que demanda el mercado. Y, por último, el equipo de intermediación entra en contacto con empresas para vincularlas con las personas a las que acompañamos”.

Como miembro del patronato, Vicenta Rodríguez, hija del Corazón de María, señala que no solo colaboran económicamente, sino con acciones concretas. Por ejemplo, en Navidad, tanto las hijas del Corazón de María como los hermanos de La Salle –tal como explica José María Valero, también miembro del patronato desde los inicios de la fundación– venden en sus colegios las flores de pascua que tienen como una de las labores de trabajo con chicos y chicas de exclusión social. “Otra forma es utilizar sus servicios. Tienen una empresa que hace obras, así que muchas veces les contratamos si hay que hacer algún arreglo en el colegio”, añade Rodríguez.

Para la consagrada, “es una manera de abrirnos a las necesidades sociales y de apoyar y colaborar con Novaterra como fundación porque tienen un abanico de posibilidades y de compromiso social muy importante”. De hecho, la religiosa subraya que uno de sus grandes fuertes es el hecho de que, si bien tienen una “estructura sencilla”, esta está “muy organizada”.

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En el caso de La Salle, “además de pertenecer al patronato, también ha habido una colaboración a la hora de intentar colocar a los chavales que recibiesen formación y de insertarlos en el mundo del trabajo”, explica Valero. “Tenemos niños en los centros de acogida y, cuando cumplen 18 años, muchas veces van a un piso, pero no tienen formación. Entonces, Novaterra les hace un itinerario, les da formación y luego intenta colocarlos en empresas”, señala. “Por ejemplo, el último que tuvimos hizo un cursillo con Novaterra de panadería. Luego, le buscó un trabajo en una panadería conocida y le fue haciendo un acompañamiento con un voluntario y conseguimos que al final se quedase trabajando allí”.

Perfiles muy bajos

“El trabajo no lo es todo, pero, cuando no lo tienes, hay muchos problemas que vienen asociados”, reconoce Barber. “Hay mucha gente que realmente quiere trabajar, pero se encuentra en una situación en la que todavía no se reconoce, o no tiene la fuerza para presentarse a una entrevista de trabajo. En nuestro proceso lo que hacemos es activar y potenciar a la persona, capacitarla, mejorar su empleabilidad, y esto luego se refleja en un cambio radical en su vida”. Tampoco, dice, “podemos olvidar que personas con algún tipo de discapacidad, con enfermedades crónicas, problemas de salud mental, mujeres que han sido víctimas de violencia de género… estamos hablando de perfiles que no sienten ni siquiera la capacidad o el merecimiento de tener un empleo”.

Esos pequeños pasos que da Novaterra con todas estas personas son grandes retos y, en el momento que los van superando, no solo se van incorporando al mercado laboral, sino que van siendo más independientes.

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