“¿Os imagináis que en un restaurante con estrella Michelin, con un chef excepcional, no haya un jefe de sala que sepa organizar y la comida llegue fría a las mesas?”. Esta fue una de las sanas provocaciones que lanzó Tamara Cordero, responsable de comunicación de los Sagrados Corazones, a los participantes en el congreso ‘No sin mi dircom’. Ese maître es el profesional del periodismo que acompaña a los institutos de vida consagrada, tanto en su día a día como en los acontecimientos relevantes, pero también en las situaciones de crisis.
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Al grito de “¡Oído cocina!”, con delantal y toque como uniforme, Cordero tomó la palabra junto a Javier Valiente (Salesianos) y Víctor Recuerda (Maristas) para presentar ‘a fuego lento’ lo que podría denominarse como ‘la receta de la comunicación interna’. O lo que es lo mismo, las claves para establecer una hoja de ruta a través de un plan de comunicación. Junto a ellos, también preparó este particular taller práctico Amalia Casado (Regnum Christi), ausente en el congreso por estar aplicando a pie de obra estas premisas en su familia carismática.
“Los retos de la comunicación interna son transversales a la institución sea cual sea su tamaño o misión concreta”, ofreció a modo de marco general Valiente. Con este punto de partida, subrayó la necesidad de buscar “el equilibrio”, con unos ingredientes básicos de calidad como base, como el diálogo basado en la escucha, la implicación de los miembros, la transparencia como signo de credibilidad, la accesibilidad con un lenguaje cercano… A la par, reivindicó la necesidad de una estrategia, esto es, una planificación que refleje que “la comunicación es una decisión consciente alineada con nuestra misión”. “El éxito radica en la combinación adecuada de ingredientes, en el tiempo de cocción y en el cuidado con el que se emplatan los mensajes”, apostilló el salesiano.
Con estas premisas, Tamara Cordero puso en valor la figura del superior mayor y de su consejo, en tanto que de ellos depende que esta encomienda comunicativa fluya. En esta misma línea, presentó al responsable de comunicación, como alguien que debe saberse parte de ese equipo: “Nuestra función no es solo técnica, ni somos solo los que llevamos las redes, en la elaboración de la estrategia somos clave”. Desde ahí, apuntó que se erigen como “guardianes del tono, de la coherencia, de la efectividad”.
Al tomar la palabra, Recuerda se detuvo en todos los utensilios de la cocina, desde la nevera a la batidora, para destacar que la comunicación ha de estar “bien organizada, lo que necesita una planificación adecuada y una ejecución lo más rigurosa posible”. Para ello, es necesario “mezclar todos los elementos que entran en juego de forma cohesionada y efectiva, estructurando y distribuyendo la información para que llegue a destino sin distorsiones”. Entre los diferentes canales para facilitar esta tarea presentó como propuestas las webs, los blogs, las videollamadas, las webinars o los tradicionales boletines. “Hay que buscar y facilitar vías que permitan compartir información de manera justa y equitativa, garantizando el acceso tanto los jóvenes como a los mayores”, detalló.
Emplatar
Eso sí, para forjar una comunicación real de puertas para adentro en las instituciones eclesiales, el periodista de la familia marista presentó como imprescindibles las reuniones presenciales: “Aportan la riqueza del encuentro, el valor añadido del contacto humano y la construcción pausada de acuerdos, con dosis de paciencia y permitiendo un profundo diálogo entre todos”.
Juntos, Tamara, Javier y Víctor, emplazaron a los congresistas a emplatar dos palabras que son santo y seña de la comunicación interna: confianza y transparencia.