Un llamamiento a la esperanza para Tierra Santa. Así, un año más, la Custodia de Tierra Santa anima a los cristianos de todo el mundo a participar en la colecta del próximo Viernes Santo en favor de los Santos Lugares, de la cual dependen gran parte de los proyectos realizados en el territorio por la Orden de los Frailes Menores Franciscanos.
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A través de un comunicado, han anunciado que está disponible una web que no solo servirá para “entender mejor a dónde van destinados los fondos de esta colecta”, sino que cuenta también con el texto del Vía Crucis editado por los frailes franciscanos de la Custodia de la Tierra Santa, así como meditaciones y testimonios de las ‘Piedras Vivas’ de Tierra Santa.
“Hoy más que nunca las atormentadas poblaciones de Tierra Santa, los pocos cristianos que quedan, los comunidades religiosas, los jóvenes y los más pequeños, que son el futuro de esas comunidades, pero también los enfermos y los ancianos, necesitan ayuda concreta e inmediata”, señala la Custodia.
La Colecta, que tiene lugar el Viernes Santo –este año el 18 de abril– día que recuerda la Pasión del Señor, encuentra su origen en la exhortación apostólica de San Pablo VI ‘Nobis in Animo’, de 1974. La Colecta se creó con el objetivo de fortalecer el vínculo entre los cristianos de todo el mundo y los Santos Lugares, y es una de las colectas oficiales de
Iglesia católica. Estos fondos se utilizan para preservar sitios sagrados y apoyar a las comunidades cristianas locales, a menudo definidas como las “piedras vivas” de esta región.
La labor en Tierra Santa
Los territorios que reciben apoyo de esta Colecta incluyen aquellos donde se encuentra la Custodia presente desde hace siglos: Jerusalén, Palestina, Israel, Jordania, Siria, Líbano, Chipre; y, además, países donde hay comunidades cristianas orientales: Egipto, Eritrea, Etiopía, Irán, Irak y Turquía.
Los frailes franciscanos participan en la custodia de los Santos Lugares, como las basílicas de Santo Sepulcro, de la Anunciación y de la Natividad y decenas de otros santuarios, que representan una herencia invaluable para el mundo cristiano.
La Custodia cuenta con 270 misioneros procedentes de más de 30 países, que custodian y acogen a peregrinos en 55 santuarios, 22 parroquias, 6 casas para peregrinos y 5 hogares para enfermos y huérfanos. Tienen 15 colegios con 12 mil alumnos, más de 500 becas y 3 institutos. Proporcionan, además, empleo a 1.100 locales y gestionan alrededor de 630 unidades de vivienda designadas a familias en dificultades.
En Palestina, operan en un contexto marcado por conflictos y tensiones cotidianas. Su mensaje se centra en promover la paz y la esperanza, invitando a los feligreses a ser portadores de serenidad y no dejarse abrumar por las dificultades. En Israel, donde desde el punto de vista económico los cristianos disfrutan de una situación relativamente mejor que los de Palestina, la Custodia trabaja para preservar identidad cristiana a través de diversas iniciativas, como la compra de casas para alquilar a las familias cristianas pobres. Este proyecto es fundamental para evitar la dispersión de las comunidades locales y garantizar su continuidad.
Ayuda concreta
En Jordania, además de la labor educativa, los frailes se dedican a la comunidad migrante presente en el país, ofreciéndoles ayuda concreta. Los franciscanos siguen apoyando a los más vulnerables, poniendo en el centro la solidaridad y la atención a los demás. En el Líbano, además de su función espiritual, que incluye la celebración de los sacramentos y el acompañamiento de las familias, los franciscanos se dedican a numerosas actividades pastorales como el catecismo y la formación religiosa, con especial atención a niños y jóvenes.
En Siria, devastada por años de guerra civil, los frailes distribuyen alimentos y brindan apoyo médico a quienes más lo necesitan. Cada mes unas trescientas personas reciben medicamentos esenciales para tratar enfermedades crónicas. En algunos casos, los franciscanos cubren íntegramente los costes de las operaciones quirúrgicas, mientras que en otros colaboran con asociaciones eclesiásticas, como la comunidad ortodoxa griega, para cubrir los gastos.
Desde hace 18 meses, incluso sin peregrinos ni visitantes debido a la guerra, los Santuarios permanecen siempre abiertos y las comunidades de frailes siguen cuidando los Lugares Sagrados asegurando funciones y celebraciones diarias. Las comunidades cristianas se quedaron sin trabajo por la falta de peregrinos y todo la economía relacionada ligada al turismo religioso.
La Colecta del Viernes Santo, junto con las peregrinaciones, representa, por tanto, la principal fuente de financiación. “Gracias a vuestra generosidad podremos salvaguardar y hacer de los Santos Lugares lugares de oración y acogida a los fieles y peregrinos; responder a emergencias; sostener escuelas, clínicas, dispensarios, residencias para ancianos y familias jóvenes; promocionar obras ayuda humanitaria para migrantes, desplazados y refugiados. ¡Ayúdanos a dar esperanza y sembrar paz!”, ha dicho el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton.