“¡El Papa está aquí! ¡El Papa está aquí!”. La voz de una mujer llenaba la Basílica de San Pedro esta tarde al ver al papa Francisco. Sentado en su silla de ruedas, el Pontífice volvía a hacer una aparición por sorpresa en el Vaticano tras su aparición el pasado domingo en la plaza de San Pedro.
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Esta vez, tal como relata Salvatore Cernuzio para Vatican News, el Papa, ataviado con una manta para protegerse del frío y con las cánulas de oxígeno, se dirigió a rezar unos minutos ante la tumba de Pío X, un pontífice al que siempre se ha reconocido muy cercano.
Rápidamente, los presentes se congregaron, emocionados, para saludar al Papa. Entre ellos, también algunos de los restauradores que trabajaban en ese momento –tras una cortina– en las obras que estos meses se están llevando a cabo en la Fabbrica di San Pietro.
— Francesco Antonio Grana (@FrancescoGrana) April 10, 2025
Mucha emoción
Francisco, sin hablar, estrechó la mano de algunos de los presentes y bendijo a los niños. “Demasiada emoción, mi visión se nubló por las lágrimas y ni siquiera pude tomar una foto”, ha dicho a los medios del Vaticano Valerio Di Palma, canónigo de San Pedro.
“Nos conmovió verlo así, de civil, sencillo. Todos lloraban, incluso los guardias de seguridad”, ha relatado. “Algunos niños se acercaron al Papa, una señora fue bendecida entre lágrimas. ¿Por qué las lágrimas? Porque es señal de que se ha recuperado, de que, sí, sufre, pero está cerca. Me impresionaron sus ojos: grandes, lúcidos. Una mirada penetrante y atenta. No dijo nada: saludó y bendijo. Le dije: Santidad, estamos deseando que vuelva aquí, a lo que él sonrió”.