El obispo de Tarazona, con su particular estilo combativo, acaba de escribir una carta con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Quienes la lean, quedarán asombrados. ¡Al menos agradecerles su labor en la diócesis! Es una “perla” en su contenido, sobre todo cuando Demetrio Fernández habla de la relación teológica del Bautismo con los votos de pobreza, obediencia y castidad sacando a relucir a san Pablo. La cosa se pone peor al señalar las causas de la escasez de vocaciones en la vida religiosa. La culpa es de quienes viven en los conventos. Mejor escuchar al papa Benedicto XVI cuando afirma: “Ciertamente no faltan pruebas y dificultades en la vida consagrada de hoy, al igual que en los demás sectores de la vida de la Iglesia (…). Más que enumerar las dificultades que atraviesa hoy la vida consagrada, quisiera confirmar a todos los consagrados y consagradas la cercanía, la solicitud, el amor de toda la Iglesia”.
En el nº 2.647 de Vida Nueva.