La monja que le gustaría al papa Francisco


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José Lorenzo, redactor jefe de Vida NuevaJOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva

“Al finalizar este Ramadán, el Papa envió un mensaje personal a los musulmanes, en donde les pedía que ellos y los cristianos debían de hablar bien los unos de los otros. Teresa se pasó más de media vida haciéndolo”.

A lo largo de una vida que acaba de apagarse el 25 de agosto, tras dos años de un dolor que no le robó la sonrisa, Teresa Losada tuvo que escuchar más de una vez opiniones que consideraban que su entrega a los inmigrantes musulmanes en Cataluña era una pérdida de tiempo, pues con aquella gente no se conseguían conversiones.

“No entendían nada”, decía esta franciscana misionera de María de quienes aún piensan que la fe ha de imponerse. Y seguía adelante, fiel a una vocación que la llevó, junto con otras hermanas, a fundar hace cuatro décadas un centro de encuentro y acogida –la hoy Fundación Bay al-Thaqafa (Casa de la Cultura)– por el que pasan 4.000 personas al año y que gestiona trece pisos donde se restañan, con dosis de escucha y dignidad, las heridas que dejan el desarraigo y la explotación.

Al conocer la noticia del fallecimiento de esta monja, siempre presta a atender cualquier petición y a desbrozar con ternura, paciencia y humildad infinitas la ignorancia de tantos en materia de diálogo interreligioso –del que fue pionera en España, aptitud que le reconoció el Vaticano al nombrarla consultora–, se me vienen a la mente las recientes palabras del papa Francisco sobre el papel de la mujer en la Iglesia: “Es más importante que los obispos y que los curas”. Y ella fue muy importante, sin pretenderlo, porque abrió un camino que ha sido modelo a seguir en cuanto a la acogida de colectivos musulmanes.

Entrar en contacto con otra fe le hizo ahondar en las fuentes de donde brotaba la suya, y así, consecuentemente, ofrecer un testimonio netamente evangélico, ese que se agria cuando solo se da con teoría. ¡Cuánta frustración y rabia habrá desactivado! ¡Qué ejemplo para los empeñados en sostener que religión y violencia van de la mano!

Al finalizar este Ramadán, el Papa envió un mensaje personal a los musulmanes, en donde les pedía que ellos y los cristianos debían de hablar bien los unos de los otros. Teresa se pasó más de media vida haciéndolo. Estoy convencido de que para Francisco, ella, como religiosa, no sería una monja solterona, sino “una madre”. Muchos ya la consideran así, aunque recen a otro Dios.

En el nº 2.860 de Vida Nueva