PABLO d’ORS | Sacerdote y escritor
“Perdonar es la única alternativa constructiva frente al agravio…”.
Perdonar es la única alternativa constructiva frente al agravio. Las otras son la venganza –esta es destructiva– y la amargura o el rencor, que proyecta la destrucción en uno mismo.
Perdonar es un trabajo espiritual. Como frente a cualquier otra sombra, para ser redimido, el agravio debe contemplarse y sufrirse. Contemplar y sufrir son caminos infinitamente más eficaces –a veces los únicos posibles– de lo que se cree.
El fantasma del agravio emerge siempre, antes o después, en el silencio de la oración. Ante su aparición, la estrategia es la misma que conviene desplegar ante cualquier otra sombra: permitir que aflore, observarla amorosamente y, en fin, observar también el pesar que nos ocasiona sin huir de él. No se debe negar ese pesar –lo que resulta muy difícil– ni buscarle un remedio –lo que es dificilísimo–, sino, simplemente, sufrirlo. Y luego –y también es importante– volver al presente, que es siempre el escenario de la presencia de Dios. Así va brotando en nuestra alma, como una semilla que crece, el perdón.
Y así es, también, como se va forjando en nosotros la verdadera imagen de Dios. La redención del mundo no es solo un acto de sufrimiento por amor; es el padecimiento de una injusticia sin venganza, sino con perdón. De cómo afrontemos y resolvamos los sufrimientos físicos (enfermedades) y morales (agravios) pende la autenticidad de nuestro cristianismo.
Hay veces en que la propuesta cristiana me parece tan nueva que es como si la escuchara –o dijera– por primera vez.
En el nº 2.861 de Vida Nueva.