Los gestos y las palabras

Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de SevillaCARLOS AMIGO VALLEJO | Cardenal arzobispo emérito de Sevilla

“Cada día nos sorprende, el papa Francisco, con algún gesto ejemplar. No son simples actos de bondad y cortesía espiritual…”

Cada día nos sorprende, el papa Francisco, con algún gesto ejemplar. No son simples actos de bondad y cortesía espiritual, sino como señales y guiños que hacen pensar en formas nuevas, por evangélicas, de vivir en cristiano. No son simples ademanes sencillos y afables; mucho menos aspavientos formales. Provienen de un impulso interior y expresan, en los rasgos significativos, lo que se vive y se quiere transmitir a los demás.

Por sí solos, el ademán y el gesto tienen fecha de caducidad, más o menos alejada, según la repetición y la costumbre lo vayan señalando. Ex consuetis not fit passio, decían los antiguos. Esto es: que lo que estamos viendo todos los días ya no causa impresión alguna. Y aquí es donde está la sabiduría del papa Francisco, que no deja que lo exterior se lleve la mejor parte. Para conseguirlo, une el gesto a la palabra y se produce una actitud que tendrá carácter de duradera.

En el Catecismo estudiamos los sacramentales. Esas acciones, con sus signos correspondientes, que sin ser sacramentos en los que se recibe la gracia santificadora, sí que preparan y disponen para la celebración de los sacramentos, que, después de recibidos, se prolongan en oraciones y súplicas, bendiciones del agua y del pan, actos piadosos, tradiciones religiosas, piedad popular, procesiones…

Se habla de aquel y del otro gesto del papa Francisco. Pero enseguida se percata uno de que lo que se valora no es tanto lo limitado de un signo, sino de la actitud de la persona completa. No es un rasgo de la cara, como puede ser la sonrisa o el estrechar la mano del enfermo o lavar los pies a los reclusos. Ni vivir en este o en otro lugar, sino el apreciar constantemente la actitud del servidor, que, en sencillez y humildad, trata de predicar con su vida las formas y actitudes del comportamiento de Cristo.

El signo conduce al significado, el gesto a la imagen, la imagen a la representación, la representación al misterio, el misterio al encuentro con Dios. De lo sensible al amor de lo que no se ve. No es un simple itinerario en el que se van subiendo escalones, sino una elevación interior para dejarse encontrar por el Señor que nos busca. Y todo ello de una manera casi imperceptible, pero que dispone para responder el corazón. ¡Lo tenemos levantado hacia el Señor!

No todos estos tienen el mismo significado en las distintas culturas. Por ello, las expresiones sensibles que todos vemos en el papa Francisco son muy naturales y espontáneas, con lo cual se mete en lo que es patrimonio de la humanidad entera. No se necesita explicación alguna para comprender esos signos, pues están marcados con las actitudes del Evangelio, que es noticia de salvación para todas las gentes.

En el nº 2.863 de Vida Nueva

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