ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma
“Es muy excepcional que el Papa presida la consagración de un solo obispo, pero, desde hace años, Jorge Mario Bergoglio ha sido amigo de Fernando Vérgez Alzaga…”
Es muy excepcional que el Papa presida la consagración de un solo obispo, pero, desde hace años, Jorge Mario Bergoglio ha sido amigo de Fernando Vérgez Alzaga, el sacerdote salmantino (y legionario de Cristo) que, durante décadas, fue secretario personal del llorado cardenal argentino Eduardo Pironio, primero prefecto de la Congregación para la Vida Religiosa, después presidente del Pontificio Consejo para los Laicos y, finalmente, organizador de las primeras Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ). Secretario y “cómplice”, me atrevería a decir.
En su homilía, el Santo Padre pudo llamarle “querido Fernando”, como prueba de su amistad. En agosto, le había nombrado secretario del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano; prueba esta de mucha confianza, porque se trata de uno de los cargos más delicados en la estructura del pequeño estado.
En el nº 2.872 de Vida Nueva.