(+ Amadeo Rodríguez Magro– Obispo de Plasencia)
“Como la sensibilidad del ser humano Benedicto XVI también se manifiesta en su sufrimiento por “la cruz de la unidad”, que, como en este caso, le viene de ciertas incomprensiones por parte de quienes deberían conocer su pensamiento y actitud sobre ciertas cuestiones, es por lo que el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española le ha enviado una carta de sincera devoción”
Me refiero al de los obispos españoles, que le han escrito al Papa una carta de adhesión y afecto en un momento especialmente delicado de su ministerio petrino. Y lo es, porque la decisión de levantar la excomunión a los lefebvrianos ha tenido una repercusión especial en algunos sectores que no han sabido comprenderla, no tanto por sí misma, sino, sobre todo, por algún asunto colateral, como el lamentable negacionismo de Williamson.
Afortunadamente, en la Sede de Pedro está sentado un ser humano sensible, que lleva en su cabeza -por cierto, especialmente brillante- y también en su corazón los asuntos de la Iglesia. Y a nadie se le escapa que está especialmente atento a aquello que se refiere a la unidad, ya que por misión ha de ser constructor y animador de la unidad en la caridad. Es por eso que siente los jirones de la Iglesia, sean del nivel que sean, en tamaño o intensidad. Y su deber es siempre restablecer la unidad. Pues bien, en eso se debería ver respaldado por todos. En asuntos tan delicados, todos deberíamos ser conscientes de que ser hijo de la Iglesia Católica es sentir con Pedro y bajo Pedro. Pero, además, de todos es sabido que, en este caso, ha habido un proceso largo y delicado, que se ha hecho con paciencia y discernimiento; y sólo tras él, el Papa se ha mostrado generoso y acogedor.
Como la sensibilidad del ser humano Benedicto XVI también se manifiesta en su sufrimiento por “la cruz de la unidad”, que, como en este caso, le viene de ciertas incomprensiones por parte de quienes deberían conocer su pensamiento y actitud sobre ciertas cuestiones, es por lo que el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española le ha enviado una carta de sincera devoción. Chapeau, pues, a los obispos españoles por consolar y confortar al Papa.
En el nº 2.649 de Vida Nueva.