ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma
“A estos nostálgicos se les ha ocurrido la peregrina idea de que la renuncia de Benedicto XVI no es canónicamente válida porque no fue libre…”
Siempre ha habido más papistas que el papa. Ahora resulta que existen más ratzingerianos que el propio Joseph Ratzinger, y han salido a la superficie con ocasión del primer aniversario de su histórica, valiente y generosa renuncia. A estos nostálgicos se les ha ocurrido la peregrina idea de que la renuncia de Benedicto XVI no es canónicamente válida porque no fue libre; estuvo, según ellos, condicionada por las circunstancias.
Cansado de oír repetida tal afirmación sin fundamento, el papa emérito ha cogido la pluma y ha dirigido una carta al diario La Stampa, en la que afirma literalmente lo que sigue: “No hay la más mínima duda sobre la validez de mi renuncia al ministerio petrino, porque la única condición de la validez es la plena libertad de mi gesto. Las especulaciones sobre la invalidez de la renuncia son simplemente absurdas”.
En otro párrafo de la carta, abunda en sus explicaciones: “El mantenimiento del hábito blanco y del nombre de Benedicto es algo simplemente práctico. En el momento de la renuncia no había otros trajes disponibles. De todas maneras, llevo el hábito blanco de modo claramente distinto al del Papa. También esta es una especulación sin el más mínimo fundamento”.
Finalmente, Ratzinger confirma la autenticidad de la cita que había hecho Hans Küng sobre una carta que el propio Benedicto XVI le había enviado recientemente: “Estoy agradecido de poder estar unido al papa Francisco por una gran identidad de puntos de vista y por una cordial amistad. Considero como mi única y última tarea sostener su pontificado con la oración”.
En el nº 2.885 de Vida Nueva