(Alejandro Fernández Barrajón– Presidente de CONFER)
“Vida Nueva nos ha ayudado a labrar y sembrar esta vieja tierra de sueños y esperanzas con las semillas del Evangelio y quiere seguir haciéndolo. Le estamos agradecidos por estos años iluminados por su compañía y propuestas”
El paso del tiempo es para algunos una condena; como una rueda que no deja de girar y nos condena a envejecer y a pasar. Para otros, es una maravillosa oportunidad de ser y de crecer, de explorar y de disfrutar de la novedad de cada instante. A mí me parece que el tiempo no es nada; es sólo el cauce de la vida, el marco para que seamos, el automóvil donde viajamos. Es el presente que disfrutamos y sólo el presente que nos habita. La vida es un latido que acunamos en nuestras manos y que tenemos que regalar; si lo apretamos en nuestros puños, se asfixia y deja de latir. El tiempo es el campo que hemos heredado para poder sembrar una cosecha gozosa. Nuestro tiempo ha de ser desbrozado y abonado, labrado y sembrado para que sea cosecha cierta. Espacio para la vida y para el encuentro.
Vida Nueva nos ha ayudado a labrar y sembrar esta vieja tierra de sueños y esperanzas con las semillas del Evangelio y quiere seguir haciéndolo. Le estamos agradecidos por estos años iluminados por su compañía y propuestas. Vida Nueva es un conjunto de hombres y mujeres que nos ayudan a sembrar cada día un poco de esperanza y expectativas desde la buena noticia regalada en la Iglesia y para el mundo.
Vida Nueva cumple 50 años. Todo un camino recorrido para llegar hasta hoy y seguir siendo buena noticia. Es una edad magnífica para recapitular y volver a comenzar. La experiencia es maestra de la vida y en 50 años la acumulada es mucha. Lo digo por experiencia. Felicidades a Vida Nueva y a quienes la hacen posible. No dejéis de promocionar la Vida y haced, por favor, que sea nueva. Nos hace falta.
En el nº 2.652 de Vida Nueva (especial 50º aniversario).