En soledad

(Santos Urías) Como decía el cantautor: “Y de todas las formas, al fin y al cabo solo, como al principio”. Una soledad esencial. Una compañía esencial. Nos sumergimos en las personas que conviven a nuestro lado: familiares, amigos, vecinos, conocidos. En ellos se vierten las angustias, los egoísmos, los silencios. En ellos se realiza el amor.

Y volvemos a nosotros, solos, como al principio. Con las manos llenas; con las manos vacías. La eterna experiencia de no tener más puerto que nuestra cama. La eterna experiencia de no tener más casa que nuestra voz. En esa soledad esencial, en ese punto de realismo que tantas veces angustia y que siempre despierta, una voz en lo hondo: la compañía esencial. Primavera del que se siente amado. Primavera del que ama, del que percibe, del que escucha, del que no tiene miedo, del que se bebe a tragos la vida.

Todo da igual. Todo es importante: ocupaciones, preocupaciones, proyectos, cálculos, sueños, programaciones, desencantos, ilusiones…

Y de todas las formas, al fin y al cabo, solo, como al principio.

En el nº 2.653 de Vida Nueva.

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