EDUARDO CIERCO (MADRID) | En su vuelo de regreso de Jerusalén a Roma, Francisco nos regaló otra de esas peculiares ruedas de prensa tan suyas a las que nos tiene acostumbrados:
Un verdadero sistema económico debe tener en el centro al hombre y a la mujer. El que ahora tenemos coloca en el centro al dinero y descarta a las personas. Se está descartando a los jóvenes, y eso es gravísimo. En Italia, el desempleo juvenil ronda el 40%, en España, el 50%, y en Andalucía, en el sur de España, el 60%. Hay muchos ‘ni-ni’, que ni estudian ni trabajan. Esto es gravísimo. Este sistema económico es inhumano (VN, nº 2.896).
El mismo Francisco, que afirma que la doctrina de la Iglesia sobre cuestiones como el matrimonio homosexual o el aborto es de sobras conocida y que “no podemos estar hablando siempre de lo mismo”, insiste en hablar de la pobreza o, en este momento, del paro juvenil en Italia y España. “Es inhumano”.
Sería bueno que del paro, juvenil o no, así como de la pobreza –esos tres millones de niños que pasan hambre y frío en invierno–, se hablase a fondo y de continuo; más, desde luego, que de los datos macroeconómicos y, en Cataluña, más que sobre el derecho a decidir.
El Rey, el presidente del Gobierno y el de la CEE han invitado al Papa a que visite España con motivo del centenario de Teresa de Jesús. Convendría que viniese y que animase a los jóvenes a “hacer lío”. Es inhumano cruzarse de brazos.
En el nº 2.900 de Vida Nueva
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