Los 80 años del Estado Vaticano

Joaquín L. Ortega(Joaquín L. Ortega– Sacerdote y periodista)

“Cabe decir también que la Iglesia y el Papado han tardado demasiados años en sacar alguna conclusión positiva de la “usurpación” de los Estados Pontificios. Tuvo que llegar, en 1962, el cardenal Montini, arzobispo de Milán, para ser el primero en atreverse -ante un público amplísimo y selecto- a dar su versión personal de aquel atropello histórico consumado en 1870″

Burla burlando, el Estado Vaticano ha llegado a ochentón en pleno corazón de Roma y de Italia. Los ‘pactos lateranenses’ de 1929 sirvieron para arreglar política y jurídicamente el desaguisado producido en los Estados Pontificios por la aventura del Risorgimento italiano en 1870. Tales pactos se han mantenido en pie y Benedicto XVI ha podido ratificar, en 2009, “la realidad pacíficamente consolidada” del Estado de la Ciudad del Vaticano. O sea, que en ese momento la Iglesia ha pasado página. 

Aún así, cabe decir también que la Iglesia y el Papado han tardado demasiados años en sacar alguna conclusión positiva de la “usurpación” de los Estados Pontificios. Tuvo que llegar, en 1962, el cardenal Montini, arzobispo de Milán, para ser el primero en atreverse -ante un público amplísimo y selecto- a dar su versión personal de aquel atropello histórico consumado en 1870. Lo hizo en una conferencia pronunciada en el Capitolio romano. Era la víspera de la inauguración del Concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII. El que, unos meses más tarde, iba a sucederle en la silla de Pedro, reconoció que aquella “usurpación” había, más que “privado”, “aliviado” al Papa de su oneroso poder temporal, contribuyendo, aunque sin querer, a devolver a la Iglesia su verdadera libertad histórica y pastoral.

En resumidas cuentas, que 92 años después del 1870, Montini vino a confirmar la validez del refrán que asegura que “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. ¡Impagable la aportación del futuro Pablo VI al cierre definitivo de tan grave herida histórica! Aunque quepa también echar mano de otro elocuente refrán: “Más vale tarde que nunca”.

En el nº 2.653 de Vida Nueva.

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