LUIS GUILLERMO EICHHORN | Obispo de Morón (Argentina)
“El Evangelio que os anunciamos no se redujo a meras palabras, sino que estuvo acompañado de la fuerza y plenitud del Espíritu Santo…”.
En la primera Carta a los Tesalonicenses, san Pablo agradece a la comunidad y los felicita por cómo han llevado adelante el proceso de Iniciación Cristiana:
Damos gracias continuamente a Dios por todos vosotros y siempre os recordamos en nuestras oraciones. Ante Dios, que es nuestro Padre, hacemos sin cesar memoria de la actividad de vuestra fe, del esfuerzo de vuestro amor y de la firme esperanza que habéis puesto en nuestro Señor Jesucristo.
Conocemos bien, hermanos amados de Dios, cómo se realizó vuesta elección. Porque el Evangelio que os anunciamos no se redujo a meras palabras, sino que estuvo acompañado de la fuerza y plenitud del Espíritu Santo. Sabéis de sobra que todo lo que hicimos entre vosotros fue para vuestro bien. Por vuestra parte, seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la palabra en medio de grandes tribulaciones, pero con el gozo que viene del Espíritu Santo. De esta manera, habéis llegado a ser modelo para todos los creyentes
de Macedonia y de Acaya. (1 Tes 1, 2-7)
La comunidad recibió la Palabra, no como palabras humanas, sino como Palabra de Dios viva y eficaz inspirada por el Espíritu, que, cuando es proclamada por la Iglesia, el Espíritu la hace resonar en los corazones, provocando una respuesta de fe. Todo el proceso evangelizador kerigmático catequístico es obra de Dios, nosotros somos instrumentos.
La Iniciación Cristiana no significa aprender cosas, sino aprender a vivir un estilo de vida. Cuando a un niño se le enseña a jugar al fútbol, es importante que, además de aprender el reglamento, practique en la cancha. Como el fútbol se juega en la cancha, la vida cristiana se vive en una comunidad eucarística. Muchas veces no tenemos cancha… y la catequesis se da en un salón alejado del momento de la Eucaristía.
Para iniciarse en la vida de fe, hay que despertar un acto de fe. No se puede hacer catequesis si no hay fe, porque la catequesis es un proceso de maduración en la fe.
Muchas veces, la catequesis es estéril por la falta de fe. Por eso, el proceso de Iniciación Cristiana incluye el Primer Anuncio del Evangelio (Kerigma), que va a provocar un acto de fe, una conversión en la persona.
Sin esto no se puede empezar la catequesis. Este proceso, antiguamente se hacía en el núcleo de la familia. Hoy ya no. El proceso se ha cortado, entonces tenemos que aprender a anunciar el Kerigma. A realizar procesos evangelizadores y no un curso.
En el nº 2.906 de Vida Nueva