ANTONIO SPADARO | Director de La Civiltà Cattolica
“El Papa siempre tiene los ojos abiertos a la realidad y sabe perfectamente cuáles son los desafíos educativos…”.
Las verdaderas aperturas del papa Francisco (I)
El educativo es uno de los grandes desafíos del mundo contemporáneo. Lo dijo el papa Francisco en su conversación del pasado noviembre con los superiores generales publicada luego en La Civiltà Cattolica. Por desgracia, algunos titulares periodísticos mostraron una falta de comprensión de sus palabras, produciéndose una instrumentalización tanto por parte de sus detractores “de derechas” como de quien lo exaltó para usarlo “a izquierdas”.
¿Qué dijo exactamente el Papa? Que el educador “debe preguntarse sobre cómo anunciar a Jesucristo a una generación que cambia. Este es el punto: ‘¡La educación es hoy una misión clave, clave, clave!’”. Para ser más claro, ofreció algunos ejemplos, citando algunas experiencias de Buenos Aires sobre la preparación que se necesita para acoger en contextos educativos a niños y jóvenes en situaciones de dificultades familiares.
Recuerdo el caso de una niña muy triste que al final confió a la maestra el motivo de su estado de ánimo: ‘La novia de mi madre no me quiere’. El porcentaje de muchachos que estudian en las escuelas y que tienen padres separados es elevadísimo.
Son dos situaciones diferentes, pero que proponen desafíos complejos: la de los hijos de padres divorciados y la de aquellos que tienen como referencia doméstica a dos personas del mismo sexo.
Más que ver frente a él “problemas” para la fe, el Papa ve desafíos que afrontar: Ventanas, no muros. Anunciando su renuncia al ministerio petrino, Benedicto XVI retrató el mundo de hoy como “sujeto a rápidos cambios y agitado por cuestiones de gran relevancia para la vida de la fe”. Las cuestiones abren debates. Francisco recogió el testigo de Benedicto: si los problemas no se transforman en desafíos, terminan bloqueando la acción y la reflexión. O pueden también hacer rígida la conciencia, atormentada por los miedos y la desolación espiritual. Bergoglio afronta la realidad con valentía y confianza en Dios, como el hombre de fe que es.
El Papa siempre tiene los ojos abiertos a la realidad y sabe perfectamente cuáles son los desafíos educativos. Sabe que “las situaciones que vivimos hoy proponen nuevos desafíos que a veces son incluso difíciles de comprender”. ¿Por qué no pueden cerrarse los ojos? Por un motivo claro: hay que anunciar el Evangelio a una generación sujeta a cambios rápidos. El Papa no “abrió a las parejas gais”, sino que abrió los ojos a los desafíos que este cambio en nuestra sociedad plantea al anuncio del Evangelio. Por eso es correcto decir que ha abierto un debate sobre la educación:
¿Cómo anunciar a Cristo a estos muchachos, a esta generación que cambia?
En el nº 2.910 de Vida Nueva