Cáritas lucha por salvar este territorio de la despoblación y la pobreza
(Juan M. Castelblanque) La Raya es como popularmente se denomina a la entidad geográfica, físicamente inexistente, que separa dos estados: España y Portugal. Su centro es una zona deprimida, marcada por el cada vez más acuciante problema de la despoblación (de 91.882 habitantes en 1950, se ha pasado a los 38.673 actuales). En su parte española se encuentran las diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo, mientras que a la lusa pertenece la diócesis de Guarda.
Conscientes de esta dramática realidad, las Cáritas de las tres diócesis llevan tiempo buscando fórmulas de colaboración que mejoren las condiciones y posibilidades de las personas que residen en cada uno de sus territorios. De ahí que, hace ahora un año, se tomara la decisión de crear un grupo de trabajo, dirigido por la Fundación para la Investigación Social Operativa y Aplicada (FINSOA), para analizar la situación, y cuyo fruto ha sido la elaboración del estudio sociológico La Raya… como es.
En él, junto a la escasa densidad poblacional, se presentan como los principales problemas de la zona la emigración permanente de jóvenes que marchan en busca de mayores posibilidades de futuro, el continuo envejecimiento de la población, un alto grado de analfabetismo, que duplica al de sus respectivas provincias, y unas tasas de actividad notablemente inferiores a las de Guarda y Salamanca, que a su vez, son inferiores a las de España y Portugal.
Este estudio pretende “influir en el bienestar de las personas que allí viven, conscientes de que no hay tierras sin futuro, sólo hay tierras sin proyectos. Cada pueblo y cada comarca tiene sus recursos y sus características. Lo que hace falta son proyectos que se ajusten a los recursos locales”, asegura Javier Portilla Serrano, coordinador del estudio por parte de Cáritas Salamanca.
En el fondo del proyecto subyace la idea de no rendirse ante la cada vez más probable imagen desértica de La Raya, en donde desaparecen poblaciones con siglos de antigüedad; “de pensar que muchas iniciativas pequeñas y viables, en muchos pueblos y comarcas, pueden aportar un principio de solución aceptable para conseguir núcleos de población compensados demográficamente”, añade Portilla.
De este modo, junto a la elaboración del estudio, Cáritas juega un papel de portavoz de la realidad: “Debemos realizar una labor sensibilizadora, que descubra lo que hay sin tapujos, pero al mismo tiempo que facilite procesos de transformación en el que se impliquen todos los agentes que sea posible”, destaca el coordinador del proyecto.
Todavía no se conocen cuáles van a ser las líneas del plan de actuación que están redactando las tres Cáritas. “Lo que parece claro es que todo lo relacionado con la cualificación profesional y el acceso al empleo de los colectivos con mayores dificultades debe ser, al menos, uno de los ejes que vertebre esta acción”, refrenda Portilla.