Miles de personas en todo el mundo (en la imagen, Madrid) se manifestaron en los días previos a la Cumbre del G-20, celebrada en Londres el 2 de abril, para pedir a los líderes políticos un compromiso serio y efectivo contra la actual crisis financiera y económica. Una crisis que, por cierto, afecta más a los más pobres: al menos 53 millones de personas se verán arrastradas a la pobreza en los países en vías de desarrollo. Sin tanta sorna como los de la foto, pero con la misma firmeza en su denuncia, colectivos de Iglesia reclamaban a los participantes en la Cumbre que pongan en el centro de las soluciones a la persona, y por ende, que apliquen criterios éticos para construir un nuevo sistema basado en la justicia y la solidaridad, dado -en palabras del cardenal Óscar A. Rodríguez Maradiaga, presidente de Cáritas Internationalis- “el fracaso de la globalización de la avaricia”.
En el nº 2.655 de Vida Nueva.