El estilo de Ratzinger

Jlortega 11(Joaquín L. Ortega– Sacerdote y escritor) El éxito de opinión internacional del reciente viaje de Benedicto XVI a EE.UU. y a la ONU no justifican ya un balance de su pontificado. Pero el haber celebrado en Nueva York su 81 cumpleaños y su primer trienio papal sí que avala una aproximación a su estilo personal.

Sus pródigos discursos y homilías confirman que la prioridad de Benedicto XVI y su máxima originalidad consisten en el culto del pensamiento y en el ejercicio de la palabra. Así lo atestiguan los innumerables asistentes a sus audiencias semanales y los incontables lectores de sus libros de antes y después de ser Papa. Resulta imposible encontrar en la lista de los 265 que le han precedido como obispos de Roma un Papa tan “profesionalmente teólogo” como él. Conocido ya Ratzinger como eminente profesor, ahora Benedicto XVI se ha revelado como consumado y convincente catequista.

La gestión pastoral de asuntos tan espinosos como los abusos sexuales de clérigos, el extremismo religioso de los musulmanes autores de la masacre del 11-S o la comparecencia en la tribuna de la ONU parecen haber fijado su estilo personal y de gobierno. Benedicto XVI comunica lo profundo con claridad, aborda lo comprometido con sencillez y resuelve lo difícil con amabilidad. El estilo y el talante que se derivan de sus actuaciones no pueden distar más de aquellas caricaturas insultantes que escoltaron su elección papal. Nadie se acuerda ya de semejantes infundios. Y todo, sin que él haya movido un párpado por liberarse de tamaños sambenitos. Reitero hoy lo escrito en el Ya, en 1992: que “cuando vuela Ratzinger está volando un águila”.

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