JOSÉ BELTRÁN | Director editorial de Vida Nueva
JUEVES 1. Año Nuevo en la parroquia de San Eugenio. Abrazo a la pequeña comunidad. No desde el altar. Uno a uno. Desde abajo. Muros derribados en lo que a uno le compete. Jornada Mundial de la Paz.
VIERNES 2. Al obispo auxiliar sin sede no le asusta quedarse sin ella. Así lo ha manifestado. No tiene aspiraciones, aunque se le intuyan.
SÁBADO 3. Almuerzo de reencuentro. Se habla de Vida Consagrada. De cómo ser fermento cuando la masa es mucha y se tienen pocas manos para los ingredientes. Quizá no hay que estar en la dirección de la obra, sino en un lugar estratégico donde ver, palpar, diagnosticar.
DOMINGO 4. Un Whatsapp me anuncia un cardenalato. El nuevo purpurado se entera por la radio del coche, por el boletín informativo. Así es la discreción de Francisco. Premia sin anuncio. Reconocimiento a quien nunca se quejó por ser actor secundario, por servir en la soledad y en la lejanía. Respaldo a la Iglesia de la hormiga.
LUNES 5. Dejarlo todo para seguir una estrella. De locos. De hombres que confiaron en el cielo y se toparon con el mejor de los regalos. Uno es más cicatero y apenas se fía de los luminosos de la M-30. Así no avanzamos.
MARTES 6. No hay carbón. Respiro. Intentaré mirar más a las estrellas.
MIÉRCOLES 7. De los tres terroristas de París, uno es de mi quinta. Criado en las periferias. En un Getafe galo. Qué lejos. Qué cerca.
En el nº 2.924 de Vida Nueva.