La violencia de género, una realidad


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PREGUNTA.- Sospecho que una de las mujeres que colabora en la parroquia está siendo víctima de violencia de género, pero ella se niega a dar el paso para denunciar. ¿Cómo se actúa en estos casos? RESPONDE ENRIQUE DÍAZ DE ANTONIO, abogado y periodista, Alter Consultores Legales.- Más del 50% de las mujeres que padecen esta violencia no lo cuentan a nadie. El escenario ideal para asegurar una óptima protección a la víctima es reaccionar inmediatamente tras la primera agresión, amenaza o manifestación violenta. Existe el teléfono gratuito 016 disponible las 24 horas del día que no deja rastro en la factura del teléfono. Se deben denunciar los hechos lo antes posible, siendo recomendable aportar todos los medios de prueba de los que se disponga (partes médicos,testigos, prendas etc). Si la situación lo requiere, se puede solicitar una orden de protección. Una vez solicitada, el juez recibe a la mujer y al agresor por separado y, en un máximo de 72 horas, decide si es necesario adoptar alguna medida civil (relativa a la vivienda, régimen de custodia, comunicación con hijos…) penal (decretar prisión provisional, orden de alejamiento…) o de asistencia y protección (atención psicológica o alojamiento de emergencia entre otras).

Pese a que la violencia de género es actualmente un tema de preocupación social, aun existiendo una amplia protección jurídica hacia las víctimas, se trata de una incesante realidad cuya solución permanece pendiente.

Conviene recordar que históricamente el principio de la fragilitas sexus basado en la fragilidad de la mujer en el plano físico, psíquico y moral, ha estado vigente hasta buena parte del siglo XX. Un ejemplo lo encontramos en el artículo 57 de nuestro Código Civil (no modificado hasta 1975), que rezaba lo siguiente “El marido debe proteger a la mujer, y esta obedecer al marido”.

Si bien actualmente existe una amplia protección jurídica sobre la mujer víctima de violencia (incluso en la tipicidad del delito atendiendo a su sexo y protegiendo más ampliamente a la mujer que al hombre), la cifra de víctimas sigue demostrando que el problema está lejos de atajarse: 59 víctimas mortales en 2014 en España, dos más que en 2013.

Violencia doméstica vs violencia de género

Es frecuente la confusión que aún existe acerca de la utilización de las expresiones “violencia doméstica” y “violencia de género”. Desde un punto de vista jurídico:

  • La violencia doméstica hace referencia a la ejercida física o psíquicamente sobre quien sea o haya sido su cónyuge o sobre una persona que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o sobre los descendientes, ascendientes o hermanos por naturaleza, adopción o afinidad, propios o del cónyuge o conviviente, o sobre los menores o incapaces que con él convivan o por una relación legal, la cual otorga una especial protección a la víctima.
  • La violencia de género es aquella que se ejerce sobre la mujer por el hecho de serlo. Se da únicamente cuando hay una relación sentimental entre agresor y víctima, siendo aquel del sexo masculino y esta femenino. La relación indicada debe ser análoga a la conyugal, aun cuando no hubiera habido convivencia. La relación no requiere ser actual y puede haber finalizado en el momento de producirse la agresión. Tampoco es requisito la convivencia entre ambos. Desde el 22 de diciembre de 2005, tiene especial protección, pues se regula mediante Ley Orgánica.

Todos debemos reaccionar

En febrero tuvo lugar la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura en Roma donde se habló de la igualdad y diferencia de las culturas femeninas, enfatizando en la idea de que “cuando se habla de la violencia perpetrada contra las mujeres, empezando por las niñas, se habla también de la violación de los principios y valores sancionados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y de los sucesivas leyes nacionales e internacionales en defensa y tutela de los derechos humanos que evocan inmediatamente el mandamiento bíblico de no oprimir al huérfano y a la viuda (Ex 22,21)”.

Pese a la creencia popular errónea, las agresiones a las mujeres se dan por igual en los diferentes niveles socioculturales. La violencia sobre la mujer se instaura poco a poco, y en muchas ocasiones se muestra imperceptible. A las terribles consecuencias físicas hay que sumarle las consecuencias psicológicas: depresión severa, trastornos alimenticios y del sueño, abuso de alcohol y drogas, fobias, trastornos de pánico, trastornos psicosomáticos y disfunciones sexuales.

En el nº 2.939 de Vida Nueva

 

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