(+Nicolás Castellanos Franco– Obispo emérito de Palencia)
“El atentado contra la vivienda del cardenal Julio Terrazas ha dejado consternada a la nación (…) Parece que molesta su discurso profético, exclusivamente humano, humanizador, evangélico, hablando siempre del Dios de la vida, la libertad, la justicia, la igualdad”
El atentado contra la vivienda del cardenal Julio Terrazas ha dejado consternada a la nación. Un atentado es inadmisible en un estado de derecho. La Iglesia es en Bolivia la institución de mayor credibilidad; un atentado contra su figura más representativa da mucho que pensar. Parece indicar que estamos más cerca de un estado de terror que de uno democrático, de derecho. Reina la inseguridad. Ya no se respeta a nadie.
Ayer asaltaron varios campesinos la vivienda de un ex presidente indígena de Bolivia, contrario al MAS, el partido del presidente; hoy ponen un artefacto en la residencia del cardenal. Los ataques de Evo Morales al cardenal y presidente del Episcopado son frecuentes.
Parece que molesta su discurso profético, exclusivamente humano, humanizador, evangélico, hablando siempre del Dios de la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la fraternidad, llamando a todos los bolivianos al entendimiento, a través del diálogo, el encuentro, el consenso. Su mensaje se resume en una llamada permanente a la reconciliación nacional de todos los bolivianos. Su palabra clave es “inclusión”, y nunca “exclusión”.
Somos el país de América Latina con más desigualdades, que reclama una aplicación urgente de la justicia social, pero dentro del marco de un estado de derecho, democrático y de libertades.
Todavía este atentado resulta más cruel e inhumano, pues nuestro pastor, querido por el pueblo, acaba de superar una intervención muy delicada de corazón.
¿Quiénes son los autores? Está por clarificar. La situación se ha complicado más. La policía mató al día siguiente a un rumano-húngaro, un irlandés y un boliviano, en un hotel de Santa Cruz, por considerarles terroristas. El país está envuelto en informaciones, conjeturas, reacciones, sospechas… Sí ha habido condena unánime.
En el nº 2.657 de Vida Nueva.