EDUARDO CIERCO (MADRID) | No creo ser hipercrítico, pero no me gusta Donne Chiesa Mondo, el suplemento femenino de L’Osservatore Romano que distribuye Vida Nueva en español. Primero, por su carácter de suplemento: eso ha sido siempre la mujer, un suplemento del hombre, y no un ser propio de igual categoría. Y, segundo, por su contenido.
En el número 2, de abril 2015, se lee: “¿Qué relación existe entre la ecología, las mujeres y la Iglesia?, podría preguntarse algún lector (…), dado que la mujer suele moverse en la dimensión espiritual y doméstica”. O sea, lo de siempre, rezar y pucheros. ¿Qué dirían de esto las presidentas de Chile, Brasil o Argentina, la canciller de Alemania, la primera ministra de Dinamarca o Hillary Clinton, posible próxima presidenta de los EE.UU.? ¿Y las que ocuparon puestos similares en años anteriores: Golda Meir, Margaret Thatcher, Indira Ghandi…? Me pregunto si L´Osservatore no lleva alguna que otra década de retraso.
Por cierto, la próxima reina de España también será jefa del Estado, como lo son ya las de varias monarquías de Europa. Y en cargos de presidente o ministro del Gobierno o de otros órganos… Nos resistimos a vivir en nuestro tiempo, nos aferramos al pasado, y luego pasa lo que pasa.
Y eso que Francisco repite cada día que quiere más mujeres en altos cargos de la Iglesia…
En el nº 2.948 de Vida Nueva
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